Crisis es todo evento o fenómeno que genera daño, disfunción o perjuicio a uno o a varios elementos de un sistema, con tal magnitud que induce un cambio en las dinámicas del mismo. Es ni más ni menos lo que ocurre actualmente con el sistema político institucional colombiano en muchos de sus componentes: alcaldes, gobernadores, congresistas, militares y funcionarios al servicio del aparato paramilitar; candidatos disuadidos de participar en las elecciones a través de amenaza, recursos públicos destinados a obras públicas y a salud desviados hacia la guerra a través de un sofisticado y descarado aparato de corrupción. También hay que agregar a la crisis: la alteración de expedientes y la filtración de información del DAS a los paramilitares; la detención de diputados de Sucre por nexos paramilitares; la orden de captura contra un ex - gobernador de Sucre y reciente embajador en Santiago; la orden de captura a cuatro congresistas por nexos paramilitares, la captura de una ex representante por complicidad con los paramilitares; el reconocimiento de que al menos 40 políticos firmaron acuerdos con paramilitares y, como si fuera poco, un congresista que advierte que si vienen por él, también vienen por la Canciller y por el Presidente.
Las responsabilidades penales individuales de todas estas personas no admiten solidaridad por parte de las instituciones a las que representan o representaron. Pero es inevitable que la opinión pública establezca un lazo y los asocie con crisis en dichas instituciones: el Congreso, los partidos políticos a los cuales han pertenecido, las entidades territoriales que han liderado, las entidades públicas a las que han afectado. Hasta la Cancillería ha resultado mancillada en todo esto, por cuenta de las pilatunas del hermano de la canciller. La parapolítica ha tocado y afectado el sistema político institucional colombiano. Y existe el presagio de que la crisis tiende a empeorar.
Pero existen diferentes visiones sobre la crisis. Unos apuntan que no es la peor de las crisis político institucionales. Algunos en cambio siguen empeñados en no ver la crisis. Pero para manejar y solucionar la crisis, el primer paso es reconocerla en toda su dimensión. Y el segundo, construir confianza con decisiones estructurales para enfrentarla.
El presidente Uribe debe tomar decisiones de fondo o generar los espacios para que estas se tomen por la entidad que corresponda. Las decisiones deben apuntar a reducir la vulnerabilidad política y estructural de diversas instituciones:
Las responsabilidades penales individuales de todas estas personas no admiten solidaridad por parte de las instituciones a las que representan o representaron. Pero es inevitable que la opinión pública establezca un lazo y los asocie con crisis en dichas instituciones: el Congreso, los partidos políticos a los cuales han pertenecido, las entidades territoriales que han liderado, las entidades públicas a las que han afectado. Hasta la Cancillería ha resultado mancillada en todo esto, por cuenta de las pilatunas del hermano de la canciller. La parapolítica ha tocado y afectado el sistema político institucional colombiano. Y existe el presagio de que la crisis tiende a empeorar.
Pero existen diferentes visiones sobre la crisis. Unos apuntan que no es la peor de las crisis político institucionales. Algunos en cambio siguen empeñados en no ver la crisis. Pero para manejar y solucionar la crisis, el primer paso es reconocerla en toda su dimensión. Y el segundo, construir confianza con decisiones estructurales para enfrentarla.
El presidente Uribe debe tomar decisiones de fondo o generar los espacios para que estas se tomen por la entidad que corresponda. Las decisiones deben apuntar a reducir la vulnerabilidad política y estructural de diversas instituciones:
- El presidente debe recomponer su gabinete, así como el equipo de trabajo de varias entidades, con un criterio fundamental: que sobre los funcionarios no exista la más mínima duda de relaciones directas o indirectas con la parapolítica.
- Se debe llamar de nuevo a elecciones parlamentarias en las circunscripciones en las cuales se han elegido fraudulentamente, con coacción paramilitar, más de 40 congresistas, según dicen algunos.
- Se debe analizar la pertinencia del voto obligatorio. Cuando uno de cada dos colombianos se abstiene de votar, la vulnerabilidad del sistema aumenta pues un menor tamaño de la población votante facilita la coacción por parte de actores armados.
- Se debe actuar de manera focalizada y multisectorial para sanear y recuperar la institucionalidad en las regiones más afectadas: entidades de salud, administraciones locales, registradurías territoriales y organismos de control territorial. Propuestas como la del Vicepresidente Santos para intervenir regiones en las que se haya perdido el imperio de la ley y la legitimidad institucional, no hay que mirarlas con desdén.
- La oficina anticorrupción debe ser fortalecida y respaldada para que actúe con mayor fuerza en la denuncia y mayor capacidad en la prevención de la corrupción, en zonas en las que la parapolítica ha capturado en forma dolosa recursos públicos destinados a obras públicas y a salud.
- Se deben producir esquemas especiales de control y prevención de la corrupción en entidades con alta exposición a la delincuencia organizada como el DAS.
- Se debe poner a disposición de la Corte Suprema de Justicia toda la capacidad del aparato de producción de pruebas del Estado para que el proceso de investigación de la parapolítica avance con mayor rapidez y seguridad.
*Publicado en El Nuevo Siglo 02-12-2006
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