25 de mayo de 2009

Prevención para una zona crítica

No es más segura la ciudad que más vigila, sino la que más criminalidad previene. Si bien Bogotá le apuesta a una estrategia de prevención, aún debe superar al menos cuatro retos para avanzar y mostrar resultados.

1. Es fundamental que además del trabajo de coerción y vigilancia, la policía también asuma la prevención como parte de su tarea. Prevenir implica un profundo trabajo de inteligencia frente al crimen organizado local. También requiere una fuerte articulación comunitaria. Por ello se debe revisar el esquema de Frentes Locales de Seguridad. Deben ir más allá del manejo de una alarma. Relanzarlos implica repensar su papel en la construcción de planes de acción barrial en conjunto con la Policía, sobre los cuales se puedan establecer periódicamente procesos de rendición de cuentas. Debe evitarse sin embargo que, como se piensa en localidades como Ciudad Bolívar, estos frentes manejen las cámaras de seguridad. Esto resulta altamente inconveniente en una localidad en la cual actúan bandas emergentes y milicias.

2. La prevención requiere una nueva narrativa de cultura de la prevención. Frente a los problemas de seguridad en los barrios, el común de la gente, en Colombia como en otros países, pide más policía. La gente no pide prevención. Se necesita una nueva narrativa urbana de la seguridad que incorpore y desarrolle, como en su momento ocurrió con la cultura ciudadana, una cultura de la prevención. Todo el esfuerzo de pedagogía y de comunicación no tradicional que se haga para introducir la prevención en los imaginarios urbanos será muy conveniente para la política pública.

3. Hay que medir los resultados de la prevención. Es necesario darse los medios y las herramientas para constatar que la prevención es más que un discurso y que da resultados. De otra manera la prevención no es sostenible. Para Bogotá, al finalizar este segundo año de administración distrital, será tiempo de una evaluación concienzuda de los avances del plan de desarrollo en materia de prevención. Para ello se requieren indicadores distintos a los que comúnmente se utilizan en los observatorios del delito de la ciudad. Habrá que comparar también la eficacia de la inversión en prevención con la eficacia de la inversión en otros aspectos de la política de seguridad ciudadana.

4. No hay política de prevención que funcione sin una adecuada coordinación. Las políticas de coerción requieren menos coordinación y más voluntarismo pues se sustentan en la tríada policía-justicia-penitenciaría. Las de prevención, además de voluntad política, requieren una profunda y minuciosa coordinación, dado que su carácter multidimensional involucra al tiempo aspectos sociales, económicos, culturales, urbanísticos, comunitarios, educativos, etc. Bogotá tendrá que superar el actual archipiélago institucional si quiere acercarse a los buenos resultados.

Las cartas están echadas. Si no se obtienen resultados en prevención, la opinión pública insistirá en la sempiterna solicitud de policía y Bogotá habrá perdido la ocasión de dar un necesario salto cualitativo en la política de seguridad ciudadana.

Publicado El Nuevo Siglo 25-05-2009
Publicado www.lapalabradigital.com

16 de mayo de 2009

Archipiélago Bogotá

El primer año de una administración es de reacomodo. En el primer año los gobiernos también suelen construir una narrativa y un relato que congregue la ciudadanía en torno al alcalde y su proyecto, cosa que no ocurre hoy con Samuel Moreno, según la encuesta reciente de Gallup. Si el inicio es de reacomodo, preparación de la estrategia y organización del trabajo, los déficits del primer año suelen ser compensados en el segundo. Preocupa que, casi a mitad del segundo año, no hay todavía señal de tal evolución en Bogotá. Como muchos, Bogotá Cómo Vamos evaluó ya la situación deficiente en frentes como vivienda, manejo de residuos, seguridad, educación, entre otros temas.

Tres razones tornan más complejo el escenario. 1) Un entorno político enrarecido para Samuel dado que hasta facciones del Polo que lo apoyaron en la consulta interna están acusando la pérdida de confianza y se tornaron exigentes; 2) Un constante rumor de clientelismo y prácticas politiqueras que genera mucha desconfianza; 3) La falta de una “marca” de gobierno con capacidad para movilizar a los ciudadanos, como en su momento lo hicieron la “cultura ciudadana” o la ciudad “sin indiferencia”.

Todo es propicio para que los grupos políticos que apoyaron a Samuel en campaña, y otros que no, aumenten su presión de participación en burocracia y contratos: o les dan más o pasan a la oposición.

Y sin un liderazgo fuerte, la administración de Bogotá adolece de un grave problema de coordinación. Las cabezas de las entidades distritales, sin un ambiente de proyecto conjunto, comienzan a hacer esfuerzos aislados. Muchos hacen esfuerzos para sacar adelante su sector o su entidad y no hundirse con el resto. Algunos, en el sector central como en las localidades, aprovechan la situación y se dedican a trabajar para sus respectivos grupos políticos. Con cada uno por su lado, la administración de Bogotá parece un archipiélago, sin articulación efectiva entre los sectores. Con este problema de coordinación, es normal que proyectos clave del Plan de Desarrollo se encuentren en déficit.

Samuel tiene legítimas aspiraciones futuras que se esfumarán si no logra imponer un nuevo liderazgo. Para ello, insiste esta columna, debe evitar ser presa de los grupos políticos, “refrescar” el equipo de gobierno, construir una nueva “marca” para su administración y permitirse nuevas audacias. A sólo dos años y medio de terminar la administración y con tantos logros por alcanzar, se requieren gerencias fuertes para los proyectos clave que, como hizo Fajardo con los Proyectos Urbanos Integrales de Medellín, aseguren una coordinación intersectorial fuerte e inteligente y garanticen los resultados que el Alcalde y la ciudad necesitan.

Si no se corrige el rumbo, en el rico laboratorio que es esta ciudad tendríamos a la administración de Moreno convirtiéndose en la prueba ácida para la Bogotá de Mockus. Al final del período Moreno se podría medir la resiliencia (capacidad de recuperación) de Bogotá frente a los momentos de flaqueza. Ojalá no haya lugar a este costoso experimento.

Publicado El Nuevo Siglo 18-05-2009
Publicado www.lapalabradigital.com

12 de mayo de 2009

Enseñanzas de la gripa porcina

Mucha información ha circulado por internet sobre la gripa A(H1N1). Los países desarrollados han manejado el tema con calma. En países más folklóricos como el nuestro el manejo de información oficial ha sido más improvisado. Más allá de estas diferencias, la información que ha circulado pone de manifiesto diferencias que ameritan la reflexión. En concreto, hasta ahora se han registrado 45 muertes en México, 2 en Estados Unidos (una de un mexicano), una en Canadá y ninguna en Europa. ¿Qué revela esta diferencia para el caso mexicano?

Para algunos científicos la diferencia de consecuencias se explicaría porque el virus es muy virulento en el sitio de origen y cambia y pierde virulencia en la medida en que se expande. Una mirada alternativa es que esta crisis, como casi todas, habrá servido para destapar fallas estructurales de un sistema económico, político y social. En efecto, México es económicamente un país de primer rango, pero sus estructuras sociales aún se parecen a las de países en desarrollo: una gran desigualdad económica y social priva a una parte importante de la población del acceso a educación, salud y, sobretodo, a información oportuna.

También han circulado otras explicaciones. Desde divinas hasta complotistas. Para unos la epidemia ha sido un castigo de Dios. Para otros una maniobra estratégicamente concebida por la industria farmacéutica o un accidente en un laboratorio que trabajaba para una eventual “guerra bacteriológica” liderada desde los Estados Unidos. De todo se ha oído.

Lo cierto es que el manejo de información cierta sobre la epidemia ha sido bastante deficiente. Según el ministro de salud de México, no ha sido fácil para el Estado Federal corroborar la información llegada de las regiones. Pero también, la dificultad para conocer de primera mano las dimensiones del problema reside en la debilidad creciente de la investigación. En México se dedica 0.33% del PIB a la investigación, mientras en Estados Unidos este rubro representa 4% del PIB.

La corresponsal de Le Monde en México resume otros aspectos del problema estructural. Uno de los asuntos centrales del manejo del problema es la higiene, pero en este país, más de 26 000 establecimientos escolares no tienen agua potable y más de 100.000 tienen dificultades de alcantarillado. En términos del acceso a la salud la situación cotidiana es de una gran desigualdad. Los más pobres suelen pasar largas horas esperando antes de ser atendidos. Por ello muchos no acuden al médico. La automedicación está muy extendida entre las mujeres, que no tienen tiempo de ir al médico. En síntesis, la vulnerabilidad social estructural es alta.

El espejo mejicano debe servir para preguntarnos qué tan preparados estructuralmente estamos en Colombia para afrontar esta y otras crisis. Y esto no se resuelve con gesticulaciones inoportunas o con las declaratorias inapropiadas de “desastre nacional” del Ministro de Protección Social. Pero mejor seguir cañando con la reelección que dedicarse a solucionar las vulnerabilidades estructurales de los colombianos, ¿cierto señor Ministro?

Publicado El Nuevo Siglo 12-05-2009
Publicado www.lapalabradigital.com
Publicado www.palabranet.net

5 de mayo de 2009

Desastre de ministro

Pareciera que del Ministro de Protección Social para abajo, no se conoce el ABC de la gestión integral del riesgo. El ministro declaró el “Desastre Nacional”, según dijo a El Espectador, “con el fin de prevenir cualquier emergencia". Da la impresión de estar jugando con el lenguaje. Un país serio no declara el desastre antes de que ocurra. Se previene y se prepara para afrontarlo, pero no se genera un pánico innecesario. En Francia y en Estados Unidos, los decisores responsables han procurado ser muy cuidadosos con el manejo de la información y con la comunicación de la crisis. El mismo presidente Obama ha dicho que no hay razones para alarmar.

Si no entiende del tema Ministro, mejor no haga nada. Debe Ud saber que utilizar mal los instrumentos de la gestión de riesgos y catástrofes o, más simple, denominarlos mal, puede tener consecuencias más desastrosas que el mismo hipotético desastre. La historia del pastorcito mentiroso recuerda que después de anuncios en vano, cuando llegó el momento de la verdad, el de la llegada del lobo, ya nadie le creyó. Las equivocaciones en materia de gestión de riesgos como anunciar que llega el lobo o declarar el desastre nacional antes de tiempo, generan pánico innecesario y se pagan caro en el futuro: la gente y las instituciones perderán confianza y no responderán como se espera.

Bastante mejor se ha manejado la comunicación para las crisis políticas de este mismo gobierno. Pero se sabe que para algunos en el alto gobierno la salud de los colombianos es menos importante que la salud política de la Casa de Nariño.

En cambio, con la manera de proceder, el Ministro ha dejado elementos para otra interpretación al “desastre nacional” declarado. La oportunidad fue ni pintada para copar la agenda de medios en momentos en que estos se dedicaban a los lotes de la familia presidencial.

Una vez pase el tema, y ojalá con las menores consecuencias posibles, es necesario que Colombia revise los protocolos de manejo integral de riesgos y crisis que le permitan utilizar los buenos instrumentos en el momento apropiado. Ni antes, ni después. Se sabe que en estos asuntos la psicología colectiva es extremadamente delicada y si la emergencia no sobrepasa niveles preocupantes, en el futuro no será fácil que la gente reaccione adecuadamente frente a verdaderos desastres.

Hasta ahora, el verdadero desastre parece estar es en el Instituto Nacional de Salud, entidad de gran relevancia para el país y de gran tradición en investigación. Esta entidad ha debido jugar un papel más importante en la prevención y anticipación de esta epidemia. Hay aún allí excelentes funcionarios y científicos, pero parece que otra pandemia, la de la politiquería, se ha tomado el instituto y lo ha conducido a perder la importancia científica de años atrás. Así las cosas, como dijo la revista Semana: “que la gripa nos coja confesados”.

Publicado El Nuevo Siglo 4-05-2009
Publicado www.lapalabradigital.com

1 de mayo de 2009

"Ambientes piramidales"

¿Qué es lo que favorece en una sociedad que existan pirámides? ¿Qué es lo que favorece que algunos saquen provecho de la normatividad sobre usos del suelo para aprovechar en beneficio propio las plusvalías que se generan con los cambios en la norma sobre usos del suelo?, ¿Por qué algunos aprovechan el acceso privilegiado a la información o influencias directas o indirectas para beneficio propio? La respuesta es la misma en todos los casos: falta de control del Estado, por deficiencias estructurales o por cooptación o inhibición interesada.

¿Que favorece la aparición de estos ambientes de inmunidad? El estado invierte grandes recursos en paliar las consecuencias catastróficas que resultan del colapso de las pirámides, pero no se conocen las medidas destinadas a prevenir su ocurrencia. Es necesario reforzar el Estado en su capacidad de investigar, de anticipar y de perseguir el fraude económico y la corrupción. En Estados Unidos por ejemplo, después de las estafas recientes a inversionistas en Wall Street, los senadores Leahy, Kaufman y Grassley han radicado un proyecto de ley (Fraud Enforcement and Recovery Act) destinado a reforzar los medios de la justicia en la lucha contra el crimen de cuello blanco. El tema es por ahí.

¿Qué favorece la captura del Estado por parte de grupos de interés para hacer negocios en beneficio propio, muchas veces incluso sin ilegalidad comprobada, pero con indelicadeza y abuso de confianza, aprovechando el acceso privilegiado a información o induciendo decisiones convenientes para sus propios intereses dada una posición de poder pasivo importante? El hecho es que existe una especie de “ambiente piramidal” de flagrante carencia de ética pública y de normatividad acorde con dicha ética pública, que no permite sanciones sociales o legales frente a esos comportamientos de abuso de poder o de posiciones de privilegio que buscan rentabilidades fáciles con poco trabajo.

Las sociedades mafiosas privilegian la debilidad del Estado y construyen a través de una coacción, no siempre violenta, una permisividad social hacia la captura de lo público. Colombia necesita urgente una nueva capacidad de regulación y control por parte del Estado y una nueva ética social de lo público. Esta es una tarea inaplazable. En esto, lo que ha probado ser exitoso es el trabajo de las administraciones de Antanas Mockus en Bogotá. ¿Será posible y creíble pensar que el próximo debate electoral en Colombia tome este como un asunto central? Hay que mantener la esperanza de que sí es posible. Ojalá los candidatos a la presidencia asuman este como un tema central del debate electoral.

Addenda: Ecuador ha tenido elecciones presidenciales este domingo. Es importante que pasado el debate electoral, independientemente de su resultado, comiencen a construirse, de parte y parte, las condiciones para un pronto restablecimiento de las relaciones bilaterales. Ambos gobiernos deben ponerse a la altura de las buenas relaciones históricas entre ambas naciones.

Publicado El Nuevo Siglo 27-04-2009
Publicado www.lapalabradigital.com