30 de abril de 2007

Elección presidencial en Francia

Este domingo Francia se juega su futuro para los próximos cinco años. Elegirá entre el conservador Nicolas Sarkozy y la socialdemócrata Segolène Royal. Todo pintaba para un debate entre dos visiones de la sociedad francesa, pero esto cambió luego de la gran sorpresa en primera vuelta del candidato centrista François Bayrou, una especie de demócrata cristiano tipo Prodi en Italia o de conservador humanista como Juan Manuel Ospina en Colombia, quien ocupó un tercer lugar con casi un 20% de los votos.

Ganará la presidencial quien conveza a los votantes de Bayrou. Y en esa lógica, la candidata socialdemócrata, que sumando naturalmente su votación de primera vuelta con las del partido verde y la izquierda radical, sólo alcanzaría un 37%, entendió el mensaje de los electores. A la manera de la “segunda izquierda” de los años Mitterrand, está en procura de una alianza con el centro. La segunda vuelta francesa se tornó una especie de menage à trois. El sábado anterior por ejemplo, debía darse un debate televisado entre Royal y Bayrou, como parte de la estrategia de la primera para enviar un mensaje al electorado centrista y del segundo de seguir pesando en la elección presidencial.

En una lógica más europea, pareciera que en Francia se están buscando alternativas distintas a las de la vieja confrontación derecha-izquierda. Y una alternativa con alguna posibilidad surge de la articulación de la social democracia con la democracia social, al estilo de la antigua coalición del Olivo en Italia, que mas recientemente ha conducido en ese país a una integración definitiva de socialistas y democristianos en el Partido Democrático.

Bayrou montó su campaña sobre un discurso “antisistema”, atacando lo que llamaba el “bloqueo” en el poder establecido por el partido socialista y el partido conservador UMP. Esto lo ha articulado con una propuesta “orientada a resolver problemas concretos” con los más competentes y demócratas de la izquierda y de la derecha, haciendo énfasis en alejarse de un lado, del estatismo, como, del otro lado, de la política sustentada en la exacerbación del miedos a los inmigrantes combinada con el apego a la nacionalidad.

Mientras presenciamos qué decide Francia entre la nueva visión de centro izquierda que ahora lidera Segolène Royal y la que es calificada como una mayor capacidad de acción para dirigir el Estado, atribuida a Nicolas Sarkozy, esta nueva dinámica política francesa recuerda la convergencia democrática o “guatanamera” que llevó a Lucho Garzón a la alcaldía de Bogotá. También inspira una pregunta a Rafael Pardo, en caso en que no se lance a la alcaldía de Bogotá. Se inclinará más por una convergencia democrática de centro izquierda para la capital? O se acercará más a una coalición apoyada por el uribismo? No sería raro que Rafael Pardo fuera en Bogotá, como Bayrou en Francia, el invitado inesperado a la elección de alcalde.

Publicado El Nuevo Siglo 30-04-2007

24 de abril de 2007

Preguntas de fondo

No es exageración afirmar que la semana que acaba de pasar ha sido una de las más movidas del año. Demasiadas noticias que obligan reflexiones sobre la seguridad. Algunas preguntas de fondo deben ayudar al análisis robusto de los fenómenos sociales que hay detrás de dos noticias: la matanza de Virginia Tech y el debate de Petro sobre la parapolítica.

En el macabro caso de Virginia Tech, donde un joven inmigrante coreano, aparentemente víctima de una situación psicológica compleja y que odiaba el entorno social en el que vivía, asesinó a más de treinta personas. En esta zona de los Estados Unidos es posible comprar un arma mensual si uno lo desea.¿Es justificable que una sociedad permita que sus ciudadanos se doten de armas? Este lamentable hecho deja la certeza de que lo único que se controla mejor el uso en la medida en que su porte y uso por parte de civiles esté restringido.

Colombia debe avanzar en la prohibición del porte de armas por parte de los ciudadanos del común. Es posible y necesario crear una nueva legislación para que los gobiernos locales puedan restringir el porte de armas legales, tal como lo proponen los alcaldes de Bogotá, Medellín y Pereira entre otros. De esa manera las autoridades nacionales podrán concentrarse en el control de las armas ilegales.

Y finalmente llegó el debate de Petro. La opinión retuvo un debate principalmente sobre las Convivir y es este el que conduce a preguntas de fondo ¿Cuál debe ser el modelo de seguridad pública para Colombia? ¿Debe la sociedad colombiana seguir cultivando un esquema de seguridad privada sustentado en ejércitos privados ilegales, en formas de Convivir, en el pago a ciudadanos a cambio de información y en empresas de seguridad privada? ¿O debe considerarse la seguridad como un bien público, en el cual el porte de armas esté monopolizado por la fuerza pública y los diferentes actores asumen su responsabilidad sin esperar retribución alguna? Dos modelos de seguridad están sobre la mesa. El de la seguridad como bien público está demostrando sus beneficios en las grandes ciudades. Desde hace doce años la seguridad pública se viene construyendo como un bien público en Bogotá: los alcaldes tienen liderazgo, se cultiva la cultura ciudadana, los actores asumen pactos de seguridad ciudadana y convivencia con la administración; la policía está recibiendo formación apropiada para su papel civilista en la urbe, los diferentes sectores de la ciudad construyen acuerdos sobre lo fundamental para la sostenibilidad de la seguridad ciudadana y cada vez es mas visible la idea de “tanta coerción como sea necesaria y tanta prevención como sea posible”.

Addenda: este domingo fue el Día Internacional de la Tierra. También el día del geólogo, profesional que estudia y entiende la Tierra. Triste día porque cinco geólogos siguen secuestrados por las FARC en el Chocó desde hace más de un mes. Desde esta columna, solidaridad con todos los secuestrados del país.

Publicado El Nuevo Siglo 23-04-2007

16 de abril de 2007

La gobernabilidad de Cali

Los colombianos sentimos tristeza y desazón frente a las imágenes del atentado de Cali. Ya la sociedad caleña salió a la calle a rechazar masivamente la violencia y los violentos. Algunos, equivocados, salieron a lanzar culpas y a pedir la cabeza del Gral Moore, cuando, todo lo contrario, se requiere es fortalecer la corresponsabilidad entre la policía y las fuerzas vivas de la ciudad.

Después del atentado terrorista las preguntas normales giran en torno a ¿cuáles fueron los móviles?, ¿cómo se planeó?, ¿porqué la inteligencia no lo detectó?, ¿es suficiente la dotación de la fuerza pública?, ¿es buena la capacidad de respuesta?, etc.

Un atentado terrorista no debe ser visto no como un suceso aislado, sino como parte de una problemática mayor. Las preguntas deben ser entonces más amplias. ¿Porqué en Cali?¿Qué pasa en Cali y en el Valle? Y la ciudadanía necesita más análisis que el clásico “fue una acción de desestabilización”.

La paradoja es que Cali fue pionera de las políticas de seguridad ciudadana en Colombia. Rodrigo Guerrero y su equipo desarrollaron una propuesta para enfrentar estructuralmente situaciones críticas de violencia y delincuencia. Bogotá primero y después Medellín se inspiraron en dichas propuestas. Pero en Bogotá ha funcionado y en Cali no. Una primera hipótesis es la siguiente: Mientras en los últimos 15 años Bogotá construyó un esquema de gobernabilidad “no formalizada” que permitió liderazgo, recursos, instrumentos y sostenibilidad, Cali por el contrario entró en una crisis de gobernabilidad traducida en crisis de liderazgo y de finanzas públicas. Esto no ha permitido que los instrumentos de política pública de seguridad ciudadana y convivencia funcionen adecuadamente ni mucho menos la sostenibilidad de la acción en el tiempo, condiciones necesarias para los buenos resultados.

El panorama preocupa más cuando se analiza el entorno regional. El Valle del Cauca es ejemplo de equilibrio urbano. Además de Cali, existen otras ciudades importantes: Cartago, Tuluá, Buga, Palmira y Buenaventura. Pero los problemas de gobernabilidad en estas pueden ser más críticos y además están conectados con las dinámicas de Cali. Una disputa entre carteles en el norte del Valle, se traduce en actos criminales en el norte o en el sur de Cali. El conflicto de Buenaventura, ciudad cada vez más fracturada entre la dinámica del puerto y los problemas sociales y económicos de la ciudadanía, tiene vasos comunicantes con las violencias en el Distrito Aguablanca.

Preocupa igualmente la actual contienda electoral, con una pléyade de candidatos a la alcaldía, todos por debajo del 10% de favorabilidad. Hasta los candidatos de tendencias progresistas y sus equipos van cada uno por su lado.

La gobernabilidad de Cali es fundamental para el país. Los caleños necesitan una institucionalidad y un liderazgo con todas sus capacidades puestas al servicio de su ciudadanía. Es el momento para que los liderazgos de Cali asuman sus responsabilidades. Es momento de sumar y no de restar o bloquear.

Publicado El Nuevo Siglo 16-04-2007

9 de abril de 2007

¿Qué ciudad queremos?

Esta es una de las preguntas más importantes que han dejado sobre la mesa 800 geógrafos de América Latina que acaban de celebrar su encuentro anual en Bogotá. Los geógrafos urbanos se han hecho preguntas cruciales sobre la ciudad latinoamericana y estas pueden aplicarse perfectamente a Bogotá.

¿Para quién se construye la ciudad? ¿Sólo para unas élites, sólo para unas categorías de ciudadanos (los que tiene carro por ejemplo), sólo para los habitantes de unos barrios? Porqué privilegiar el desarrollo del espacio privado (cerramientos por ejemplo) por encima del espacio público? Un reto en Latinoamérica es consolidar el derecho a la ciudad como un derecho fundamental para todos los ciudadanos. Pero no es aún el caso en las ciudades latinoamericanas. Tampoco en Bogotá.

¿Cómo superar la segregación social y económica de la ciudad? El efecto perverso de la estratificación socioeconómica colombiana por ejemplo fue el de “fijar” la condición social y económica de los ciudadanos y en muchos casos hasta estigmatizarla. Tal vez el lector sepa que jóvenes de Ciudad Bolívar prefieren incluir en su hoja de vida la dirección de un familiar que vive en otra localidad, so pena de ver rechazada su solicitud. Una simple dirección de una localidad estigmatizada, estigmatiza también al ciudadano. Y Bogotá ha estigmatizado muchos de sus lugares.

¿Cómo desarrollar armónicamente las regiones metropolitanas? Los problemas metropolitanos, por ejemplo los de la ciudad-región en torno a Bogotá, deben encontrar respuestas integrales. Teóricamente parece simple, pero en la realidad no han existido los liderazgos políticos necesarios para ello. Para muestra un botón. Los problemas de seguridad ciudadana, de movilidad, de habitat y vivienda, de atención a la población vulnerable, de servicios públicos o de generación de ingresos en la Sabana de Bogotá necesitan soluciones integradas y coherentes para el conjunto de los habitantes de la Sabana, independientemente de que vivan en Bogotá, en Soacha, en Mosquera, en Facatativa, en Chía, en Zipaquirá o en La Calera. Estos no ha sido posible hasta hoy. Hubo una Mesa de Planeación Bogotá-Cundinamarca, pero fracasó. Produjo buenos informes de consultoría, pero en términos de soluciones y resultados concretos frente a la problemática, la asignatura sigue pendiente. Para avanzar en todo esto es absolutamente necesario pensar una nueva forma político administrativa que facilite a Bogotá, a Cundinamarca y los municipios de la Sabana responder a estos retos de manera conjunta. Pero el Congreso de la República tampoco ha estado a la altura de las necesidades frente a esta temática que es responsabilidad suya. Como van las cosas, este debería ser un tema crucial de la próxima campaña en Bogotá y en Cundinamarca.

Queremos una ciudad para todos o una ciudad para algunos? Queremos una ciudad segregada y con lugares estigmatizados o una ciudad con igualdad de oportunidades para todos? Queremos una ciudad amurallada o una ciudad abierta a su región y solidaria con ella? Las respuestas a estas preguntas de los geógrafos de América Latina pueden ofrecer pistas sobre el camino a tomar en Bogotá y el resto de ciudades colombianas.

Publicado El Nuevo Siglo 09-04-2007

2 de abril de 2007

Avviso Pubblico para Bogotá

En los últimos 15 años Bogotá ha recorrido un camino de institucionalidad y democratización ampliamente reconocido. Castro organizó las finanzas, Mockus creó conciencia y cultura ciudadanas, Peñalosa recuperó el espacio público y Garzón deja la marca de la inclusión social y las llaves para superar la pobreza.

Según los expertos en desarrollo urbano, este proceso se ha dado en paralelo a la “macrocefalia urbana” del país. Esta patología se caracterizó por la concentración de una parte importante de la riqueza y el PIB en la capital, mientras otras ciudades, que en los 70s se equiparaban con Bogotá, entraron en procesos de declive o estancamiento.

La macrocefalia no viene sola. Se presenta con dos caras como el dios romano Janos. Una cara atractiva para la inversión, principalmente en bolsa o en sectores financieros, de servicios, de información y de comunicación. Y otra atractiva para el anclaje del crimen internacional, de redes mafiosas y del lavado de dineros. También para el establecimiento de “retaguardias socioeconómicas” de grupos armados y para la “colocación” de capitales del narcotráfico en negocios en el límite entre lo legal y lo ilegal.

Qué tanto podrá introducirse esa cara mafiosa en los sistemas económicos, sociales y político-institucionales de Bogotá, tal como ha ocurrido en otras zonas del país? Es cierto que el entramado social e institucional de Bogotá es complejo y en esa medida difícil de controlar o regular totalmente por redes criminales o mafiosas. Pero en 2006 el mismo Gral Naranjo hablaba ya del fenómeno de la traquetización en Bogotá (http://www.wradio.com.co/, 02-01-2006), entendido en dos sentidos: en el del comportamiento social y en el del problema derivado del ingreso de capitales por cuenta del narcotráfico. Qué tanto pueden afectar estos comportamientos la institucionalidad pública?

No se trata de una amenaza menor para la Bogotá del futuro. Por ello es clave anticipar y que la misma institucionalidad se prepare y blinde para hacer frente a la amenaza de infiltración mafiosa. El ejemplo italiano es inspirador. Allí, diferentes actores institucionales han asumido una tarea de concientización y promoción de la cultura antimafia en la sociedad y en la institucionalidad. Un ejemplo es Avviso Pubblico (http://www.avvisopubblico.it/), una organización que actúa en el nivel local para la formación civil contra la mafia. Promueve acciones de prevención y respuesta a la infiltración mafiosa en las instancias públicas. También desarrolla actividades educativas para promover la legalidad democrática en la sociedad. Entre las acciones más importantes de esta organización se encuentran la Jornada de recuerdo de las víctimas de la mafia; la caravana antimafia, que lleva el mensaje antimafia a través de actividades lúdicas itinerantes; la promoción de una ley para el uso social de los bienes confiscados a la mafia y la educación para la ciudadanía activa.

En Bogotá, la ciudad de la cultura ciudadana y la ciudad sin indiferencia, también podría desarrollarse la cultura antimafia, antiparaca y antiguerrilla. El futuro alcalde o la futura alcaldesa tienen la palabra.

Publicado El Nuevo Siglo 02-04-2007