9 de abril de 2007

¿Qué ciudad queremos?

Esta es una de las preguntas más importantes que han dejado sobre la mesa 800 geógrafos de América Latina que acaban de celebrar su encuentro anual en Bogotá. Los geógrafos urbanos se han hecho preguntas cruciales sobre la ciudad latinoamericana y estas pueden aplicarse perfectamente a Bogotá.

¿Para quién se construye la ciudad? ¿Sólo para unas élites, sólo para unas categorías de ciudadanos (los que tiene carro por ejemplo), sólo para los habitantes de unos barrios? Porqué privilegiar el desarrollo del espacio privado (cerramientos por ejemplo) por encima del espacio público? Un reto en Latinoamérica es consolidar el derecho a la ciudad como un derecho fundamental para todos los ciudadanos. Pero no es aún el caso en las ciudades latinoamericanas. Tampoco en Bogotá.

¿Cómo superar la segregación social y económica de la ciudad? El efecto perverso de la estratificación socioeconómica colombiana por ejemplo fue el de “fijar” la condición social y económica de los ciudadanos y en muchos casos hasta estigmatizarla. Tal vez el lector sepa que jóvenes de Ciudad Bolívar prefieren incluir en su hoja de vida la dirección de un familiar que vive en otra localidad, so pena de ver rechazada su solicitud. Una simple dirección de una localidad estigmatizada, estigmatiza también al ciudadano. Y Bogotá ha estigmatizado muchos de sus lugares.

¿Cómo desarrollar armónicamente las regiones metropolitanas? Los problemas metropolitanos, por ejemplo los de la ciudad-región en torno a Bogotá, deben encontrar respuestas integrales. Teóricamente parece simple, pero en la realidad no han existido los liderazgos políticos necesarios para ello. Para muestra un botón. Los problemas de seguridad ciudadana, de movilidad, de habitat y vivienda, de atención a la población vulnerable, de servicios públicos o de generación de ingresos en la Sabana de Bogotá necesitan soluciones integradas y coherentes para el conjunto de los habitantes de la Sabana, independientemente de que vivan en Bogotá, en Soacha, en Mosquera, en Facatativa, en Chía, en Zipaquirá o en La Calera. Estos no ha sido posible hasta hoy. Hubo una Mesa de Planeación Bogotá-Cundinamarca, pero fracasó. Produjo buenos informes de consultoría, pero en términos de soluciones y resultados concretos frente a la problemática, la asignatura sigue pendiente. Para avanzar en todo esto es absolutamente necesario pensar una nueva forma político administrativa que facilite a Bogotá, a Cundinamarca y los municipios de la Sabana responder a estos retos de manera conjunta. Pero el Congreso de la República tampoco ha estado a la altura de las necesidades frente a esta temática que es responsabilidad suya. Como van las cosas, este debería ser un tema crucial de la próxima campaña en Bogotá y en Cundinamarca.

Queremos una ciudad para todos o una ciudad para algunos? Queremos una ciudad segregada y con lugares estigmatizados o una ciudad con igualdad de oportunidades para todos? Queremos una ciudad amurallada o una ciudad abierta a su región y solidaria con ella? Las respuestas a estas preguntas de los geógrafos de América Latina pueden ofrecer pistas sobre el camino a tomar en Bogotá y el resto de ciudades colombianas.

Publicado El Nuevo Siglo 09-04-2007

No hay comentarios.: