Este domingo Francia se juega su futuro para los próximos cinco años. Elegirá entre el conservador Nicolas Sarkozy y la socialdemócrata Segolène Royal. Todo pintaba para un debate entre dos visiones de la sociedad francesa, pero esto cambió luego de la gran sorpresa en primera vuelta del candidato centrista François Bayrou, una especie de demócrata cristiano tipo Prodi en Italia o de conservador humanista como Juan Manuel Ospina en Colombia, quien ocupó un tercer lugar con casi un 20% de los votos.
Ganará la presidencial quien conveza a los votantes de Bayrou. Y en esa lógica, la candidata socialdemócrata, que sumando naturalmente su votación de primera vuelta con las del partido verde y la izquierda radical, sólo alcanzaría un 37%, entendió el mensaje de los electores. A la manera de la “segunda izquierda” de los años Mitterrand, está en procura de una alianza con el centro. La segunda vuelta francesa se tornó una especie de menage à trois. El sábado anterior por ejemplo, debía darse un debate televisado entre Royal y Bayrou, como parte de la estrategia de la primera para enviar un mensaje al electorado centrista y del segundo de seguir pesando en la elección presidencial.
En una lógica más europea, pareciera que en Francia se están buscando alternativas distintas a las de la vieja confrontación derecha-izquierda. Y una alternativa con alguna posibilidad surge de la articulación de la social democracia con la democracia social, al estilo de la antigua coalición del Olivo en Italia, que mas recientemente ha conducido en ese país a una integración definitiva de socialistas y democristianos en el Partido Democrático.
Bayrou montó su campaña sobre un discurso “antisistema”, atacando lo que llamaba el “bloqueo” en el poder establecido por el partido socialista y el partido conservador UMP. Esto lo ha articulado con una propuesta “orientada a resolver problemas concretos” con los más competentes y demócratas de la izquierda y de la derecha, haciendo énfasis en alejarse de un lado, del estatismo, como, del otro lado, de la política sustentada en la exacerbación del miedos a los inmigrantes combinada con el apego a la nacionalidad.
Mientras presenciamos qué decide Francia entre la nueva visión de centro izquierda que ahora lidera Segolène Royal y la que es calificada como una mayor capacidad de acción para dirigir el Estado, atribuida a Nicolas Sarkozy, esta nueva dinámica política francesa recuerda la convergencia democrática o “guatanamera” que llevó a Lucho Garzón a la alcaldía de Bogotá. También inspira una pregunta a Rafael Pardo, en caso en que no se lance a la alcaldía de Bogotá. Se inclinará más por una convergencia democrática de centro izquierda para la capital? O se acercará más a una coalición apoyada por el uribismo? No sería raro que Rafael Pardo fuera en Bogotá, como Bayrou en Francia, el invitado inesperado a la elección de alcalde.
Publicado El Nuevo Siglo 30-04-2007
Ganará la presidencial quien conveza a los votantes de Bayrou. Y en esa lógica, la candidata socialdemócrata, que sumando naturalmente su votación de primera vuelta con las del partido verde y la izquierda radical, sólo alcanzaría un 37%, entendió el mensaje de los electores. A la manera de la “segunda izquierda” de los años Mitterrand, está en procura de una alianza con el centro. La segunda vuelta francesa se tornó una especie de menage à trois. El sábado anterior por ejemplo, debía darse un debate televisado entre Royal y Bayrou, como parte de la estrategia de la primera para enviar un mensaje al electorado centrista y del segundo de seguir pesando en la elección presidencial.
En una lógica más europea, pareciera que en Francia se están buscando alternativas distintas a las de la vieja confrontación derecha-izquierda. Y una alternativa con alguna posibilidad surge de la articulación de la social democracia con la democracia social, al estilo de la antigua coalición del Olivo en Italia, que mas recientemente ha conducido en ese país a una integración definitiva de socialistas y democristianos en el Partido Democrático.
Bayrou montó su campaña sobre un discurso “antisistema”, atacando lo que llamaba el “bloqueo” en el poder establecido por el partido socialista y el partido conservador UMP. Esto lo ha articulado con una propuesta “orientada a resolver problemas concretos” con los más competentes y demócratas de la izquierda y de la derecha, haciendo énfasis en alejarse de un lado, del estatismo, como, del otro lado, de la política sustentada en la exacerbación del miedos a los inmigrantes combinada con el apego a la nacionalidad.
Mientras presenciamos qué decide Francia entre la nueva visión de centro izquierda que ahora lidera Segolène Royal y la que es calificada como una mayor capacidad de acción para dirigir el Estado, atribuida a Nicolas Sarkozy, esta nueva dinámica política francesa recuerda la convergencia democrática o “guatanamera” que llevó a Lucho Garzón a la alcaldía de Bogotá. También inspira una pregunta a Rafael Pardo, en caso en que no se lance a la alcaldía de Bogotá. Se inclinará más por una convergencia democrática de centro izquierda para la capital? O se acercará más a una coalición apoyada por el uribismo? No sería raro que Rafael Pardo fuera en Bogotá, como Bayrou en Francia, el invitado inesperado a la elección de alcalde.
Publicado El Nuevo Siglo 30-04-2007
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