Gitau Kamau es un joven keniano. No es de los famosos maratonistas que se conocen en todo el mundo y que han forjado su gran resistencia en el Valle del Rift, al occidente de Kenia, recorriendo desde pequeño unos dieciséis para ir de la casa a la escuela y regresar. La escuela de Kamau estaba mucho más cerca de su casa. Y por ello, en lugar de correr, Kamau dedicaba más tiempo de niño a jugar al futbol en las calles polvorientas de su pueblo Kitui. Y resultó ser un gran jugador, como tantos muchachos de las favelas de Rio de Janeiro, de Pescadito en Santa Marta o de Tumaco. Y de allí nació la ilusión que se convirtió en problema.
Kamau no escapó a los ojos de tantos “cazadores de talentos” que viajan por los pueblos africanos en busca de prospectos para el futbol internacional. Uno de esos cazatalentos identificó a Kamau cuando tenía trece años. Un día, a los catorce, Kamau recibió del cazatalentos la invitación a llevarlo a Europa. Y se fue con la ilusión del Barcelona, del Ajax o del Arsenal. Pero sólo había logrado entrar en la red de trata de personas que también lleva a jóvenes africanos a Europa, con los propósitos más disímiles y por supuesto ninguno de ellos bueno para un adolescente. Kamau logró afortunadamente escapar y fue acogido, gracias a alguien que en su refugio lo orientó, por una ONG que atiende adolescentes llevados a Europa con fines de explotación.
¿Además de la ilusión de ser un gran jugador de futbol hubo algo más que hiciera a Kamau una víctima fácil de esta red de trata de personas? Muchos de los jóvenes, hombres y mujeres, víctimas de estas redes tienen en común una serie de rasgos de vulnerabilidad social y económica. Uno de los intereses actuales de diferentes organismos internacionales es identificar estos elementos de vulnerabilidad en las ciudades origen de estos jóvenes. Si las características son semejantes y fueran agrupables, habría la posibilidad de intervenir de manera integrada en comunidades o barrios específicos de las ciudades origen, para reducir la vulnerabilidad económica y social que los hace presa fácil de la emigración ilegal inducida.
La emigración es un fenómeno propio de la dinámica de las sociedades. La emigración inducida por la coacción o el engaño para fines de explotación económica, es un delito. Sin embargo esta última ocurre con bastante frecuencia entre los países del sur y los países del norte. Más allá de las posiciones conservadores de algunos países del norte que ven en la inmigración uno de los mayores problemas, lo que el mundo necesita es mayor cooperación entre las ciudades origen y las ciudades de acogida de los migrantes. De esta manera los migrantes como Kamau serán menos objeto de explotación y no verán sus derechos abusados.
Publicado El Nuevo Siglo 23-11-2009
1 comentario:
Primero felicitarte Elkin por iniciar tu columna dentro de tu nuevo contexto africano, ya dentro del tema de buscar "señales" hay muchas que se van escribiendo en los códigos silentes de los traficantes; una amiga sicologa me comentaba un día que existen mapas de datos y especialistas sociales que estudian esta información y por ejemplo en los casos de "mulas" para el narcotrafico podían determinar grados de vulnerabilidad en ciertos sectores de Bogotá, Pereira-Dosquebradas, Cali, etc. muchas veces la formula para ser atrapadas en Emigración no era nerviosismo, sino simplemente la dirección del barrio donde vivían, o el colegio donde estudiaron, caían en sospecha.
En el caso de abusos sexuales y violencia intrafamiliar hay según la edad y genero varios elementos de la imagen de su espacio (dibujo de su casa u hogar)o de la distribución espacial de su entorno, que les permite a expertos la identificación de estos problemas y pueden ellos de mano con las autoridades ayudar a a desenmascarar a las personas que les hacen daño.
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