Hace dos semanas el mundo se vio sorprendido por la imagen de un helicóptero derribado por grupos de criminalidad organizada en las favelas de Rio de Janeiro. Esta imagen mostrada por todos los noticieros del mundo puso de manifiesto el gran reto de Rio sede de los olímpicos de 2016: prevenir la criminalidad y la violencia.
La revista Veja, referencia periodística en Brasil, destacó en su edición reciente quince verdades a tener en cuenta para analizar el problema. Esos puntos suscitan una serie de preguntas que el mundo en general debe responder. Aquí van los seis primeros:
1. La relación entre consumo y violencia. ¿Cómo habría que considerar la relación entre quien consume droga y la violencia que el tráfico del mismo consumo genera? Una pista para esta respuesta es analizar lo realizado en otros ámbitos: Por ejemplo en el mundo ecológico ya se ha hablado de la responsabilidad ambiental de los consumidores de bienes y servicios.
2. La ceguera del Narcolirismo. ¿Hasta dónde el consumo de droga por miembros de ciertas élites sociales en privado, legitima socialmente la actividad criminal? Habría también lugar para hablar de la responsabilidad del consumidor.
3. El culto al malandro. ¿Hasta dónde existe permisividad social con los antihéroes que son los capos y las cabezas de las organizaciones criminales? La teoría del atajo de Mockus plantean una reflexión interesante al respecto. El éxito de series de televisión o de cine sobre los narcotraficantes permite volver a viejas preguntas sobre el papel de los criminales en el imaginario social.
4. El estímulo populista de la “favelización”. Según Veja, muchos políticos se beneficiaron electoralmente de la existencia de las favelas. El populismo en las zonas más pobres parece ser el pan de cada día en muchos países del mundo. ¿Será que por ley transitiva una parte de la responsabilidad de la violencia en las zonas marginales de nuestras ciudades hay que buscarla en los políticos populistas que alentaron el crecimiento urbano precario o que callaron frente a ello? Cabría revisar la cuestión.
5. El miedo a remover las favelas. La pregunta es ¿qué hacer con los barrios informales en América Latina? ¿Relocalizar o remover son la única alternativa, así sea políticamente un suicidio? Ejemplos como el de la Comuna Nororiental de Medellín demuestran que existen soluciones posibles mezclando mejoramiento integral, intervenciones en infraestructura social y algo de relocalización que facilite la construcción de espacios públicos democráticos. No es fácil hacerlo pero es urgente.
6. Fingir que los bandidos no mandan. Para Veja, el discurso oficial insiste en que el Estado controla el territorio. Pero la realidad en muchos barrios informales, como en pequeñas y hasta grandes ciudades, es la captura o cooptación del Estado y de la sociedad por las organizaciones criminales. Este es tal vez uno de los mayores retos en la lucha contra la criminalidad organizada: recuperar el imperio de la ley en muchos barrios y ciudades.
Publicado El Nuevo Siglo 02-11-2009
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