26 de diciembre de 2008

Las preguntas de 2009

Las buenas preguntas son la clave de todo análisis. Algunos, como Armando Marti, el famoso mentalista ex-asesor del Fiscal General de la Nación, prefieren el vaticinio. Esta columna difícilmente puede vaticinar; sin bola de cristal, ni nada parecido, sólo apunta a buscar la reflexión apropiada sobre el año que se le espera al país.

¿Qué tan duro pegará la crisis? ¿Cuánto va a crecer el desempleo? ¿Y en consecuencia, qué tanto aumentarán la pequeña delincuencia y los problemas de convivencia en las ciudades? ¿Qué tanto aumentará la incultura ciudadana en Bogotá? ¿Aguantarán los ciudadanos de Bogotá las restricciones en movilidad que provocarán las nuevas obras? ¿Se recuperarán los alcaldes de Bogotá y Medellín de sus descensos en las encuestas? ¿Le hará caso Samuel a D’Artagnan y comenzará a ser más osado y menos conciliador? ¿Se dará por vencida la política tradicional de Medellín en su embate contra Salazar?

¿Cuántas nuevas hectáreas de coca se sembrarán? ¿Qué tanto aumentarán los envíos a USA? ¿Cuántos nuevos baby-carteles surgirán? ¿Cuánto aumentará la financiación de las FARC y el ELN proveniente del narcotráfico? ¿Aumentarán las acciones de los nuevos paramilitares o bandas emergentes? ¿Liberarán las FARC a todos los secuestrados? ¿Seguirán con el discurso del intercambio humanitario a cualquier precio? ¿Continuarán los políticos explotando el dolor ajeno con el tema de la guerra, los unos, y del canje, los otros? ¿Se acabarán por fin los falsos positivos?

¿Reciclarán a DMG? ¿Cuántos clientes de DMG demandarán al Estado por la negligencia de haber permitido su funcionamiento por tanto tiempo?

¿Habrá nuevas sorpresas de la parapolítica? ¿Habrá referendo? ¿Qué tanto aguantará el teflón uribista? ¿Hasta cuanto descenderá la popularidad de Uribe? ¿Desarrollará la amenaza de cerrar al Congreso? ¿Hay Jose Obdulio para rato? ¿Condenarán a Guillermo León Valencia Cossio?

¿Habrá futuro liberal para Vargas Lleras? ¿Y para Rodrigo Rivera en el uribismo? ¿Le aguantará la imagen a Santos después de dejar el Ministerio? ¿Se desinflará definitivamente el Polo con sus contradicciones? ¿Surgirá el partido de la calle o el guantanamera de Lucho? ¿Mantendrán Robledo y Dussán la caña de la candidatura de Carlos Gaviria? ¿Iniciará Arias su primera aventura electoral conservadora presidencial? ¿Aumentarán los ataques políticos a Fajardo? ¿Logrará Marta Lucía una opinión a la altura de su preparación? ¿Se devolverá Noemí? ¿A cuál candidato le harán atentados?

¿Seguirá el éxito de Hora 20? ¿Seguirán tratando de enlodar la voz valiente de Claudia López? ¿Tres o cuatro canales privados? ¿Se harán pasito RCN y Caracol con el Palacio de Nari?

Son sólo algunos de los interrogantes de Colombia en 2009. De una cosa podemos estar seguros: el que viene promete ser un año poco aburrido, pero, lamentablemente, con dificultades para una gran cantidad de colombianos pobres. Mientras tanto, esta columna seguirá en este generoso espacio, aportando ideas y críticas a la seguridad, a las ciudades y a la política. A los amables lectores les deseo un 2009 lleno de buenas cosas.

Publicado El Nuevo Siglo29-12-2008
Publicado www.lapalabradigital.com
Publicado www.palabranet.net

1 comentario:

Anónimo dijo...

ELKIN

Al leer el cuestionario numeroso de preguntas sobre la realidad nacional, creo que olvidaste una, que a mi juicio debe hacerse todo colombiano de bien. Me refiero al sector financiero que acaba de declarar utilidades por 8.5 billones de pesos hasta Noviembre de 2.008. Sin duda, a pesar de la regulación a que está sometido este sector, constituye la piramide más gigantesca de todas las construidas en Colombia con fines diferentes a la intermediación financiera propia del sistema bancario. Cabe recordar lo ocurrido hace diez años, cuando Andres Pastrana decidió refinanciar el sector financiero quebrado por los abusos con el UPAC, operación que nos costó a todos lo colombianos la friolera de 12 billones de pesos, sustraidos del erario público, de tal suerte que las deudas del sector se socializaron y las pagamos todos nosotros. Ojala que las utilidades sufran el mismo tratamiento y sean utilizadas en la creación de empresas y empleo para todos nostros los colombianos que permitimos su refinanciación.DE otra parte los abusos en el cobro de tarifas por todo lo que nosotros los usuarios hacemos dentro del sistema finaciero, están desborados y sin control alguno por parte del gobierno.Es hora de que nuestros legisladores se ocupen de una reforma a dicho sector para que no sean los cuatro cacaos propietarios del mismo los que se lucren con el trabajo de nosotros los colombianos.

Otra preguna forzosa bajo las actuales circunstancias tiene que ver con el precio de la gasolina. Curiosamente, durante los últimos seis años, el gobierno sostuvo que teniamos que llegar a equipararlo con los precios internacionales de la misma. Así ocurrió y llegamos casi a los 8000 por galón, mientras que ahora el gobierno sostiene que no debe bajarse porque esos recursos están destinados a finaciar inversiones previstas en el presupuesto. No podemos aceptar esta tesis que encarece el costo de vida y envilece el ya deteriorado salario de los colombianos. Para nadie es un secreto que el costo del transporte de alimentos por ejemplo, pesa enormemente sobre el precio final para el consumidor.

Estos dos temas a mi juicio deben ser asumidos con profunda responsabilidad por el gobierno, sobre todo ahora que estamos ad portas de una recesión mundial.

Cordial saludo

VICTOR CRUZ