1 de diciembre de 2008

De regreso al punto cero

Hay caos en Palacio. El presidente se está quedando solo. Ha habido encontrones entre su despacho y Oscar Iván Zuluaga por el manejo de las pirámides. Al presidente no le gustan los superintendentes. Los economistas, cuando dicen lo que hay que hacer, son calificados como yuppies por Palacio. Hubo reservas en Palacio frente a Naranjo, a quien le atribuyeron lentitud en las investigaciones sobre las pirámides. No hay comunicación con la Corte Suprema de Justicia. En el Congreso se salieron del libreto Cambio Radical y parcialmente los conservadores. Los resultados de la agenda legislativa serán mediocres en 2008. El fenómeno comunicacional de Uribe ya no seduce a los medios como antes. Y, para completar, parece que la logística de la recolección de firmas para el referendo se manejó en conexión con DMG y con la opacidad de ésta.

Mientras Palacio está en caos el país sufre las consecuencias naturales del desgobierno. Lo de Putumayo es parecido al tema Albania, que allá acabó en guerra civil. Y para la gente que perdió en las pirámides el gobierno sigue siendo el culpable. En cierta parte tienen razón. DMG fue durante cinco años una empresa legal, con conexiones más que obvias con círculos cercanos al gobierno nacional, e incluso respaldada por escrito por el mismo presidente. La desprotección del ciudadano frente a la estafa de las pirámides, por inacción del gobierno, resultó ser una hecatombe para ciertas regiones del país.

Y del lado de la seguridad rural, el tema de mostrar del presidente, los estudios recientes muestran evidencias bastante preocupantes. De no actuarse coherente y decididamente en los próximos dos años, las consecuencias del post conflicto rural serán más devastadoras para el Estado de Derecho, la soberanía y el control en esos territorios, que las que tuvo el mismo conflicto. Según León Valencia (El Tiempo 29-11-2008) “los reductos paramilitares y los grupos emergentes…se están expandiendo desaforadamente. Las Farc se han reacomodado para seguir en la guerra”.

Entre bacrim, reinsertados reincidentes y los que nunca se desmovilizaron sumarían alrededor de 106 grupos y 10.000 hombres-arma ubicados en el 25% de los municipios colombianos. Las Farc, menguadas, se están adaptando asumiendo el esquema tradicional de grupos pequeños y móviles y, muy preocupante, buscando en ciertas zonas alianzas explícitas o tácitas con las bacrim para recuperar rutas de narcotráfico y de acceso a las ciudades. Y todo cobijado por el manto del negocio del narcotráfico.

A Uribe le queda uno de dos caminos. El primero es reorganizar su gobierno con un equipo técnico y renovado para gobernar los dos años que quedan y redondear su importante trabajo en la seguridad rural. El otro es, con la lógica de los clientes de DMG, seguir jugando a apostar dos años a la reelección para ganarse otros cuatro, y esto sin importar las consecuencias para el país. Ojalá su inteligencia superior le ayude a discernir bien.

Publicado El Nuevo Siglo 01-12-2008
Publicado www.lapalabradigital.com
Publicado www.palabranet.net

1 comentario:

Angélica Lozano dijo...

tu crees que no hay conflicto ? que estamos en post conflicto ?