Ha vuelto a salir a la palestra la idea de la reelección de alcaldes y gobernadores. Esta vez es la Federación Colombiana de Municipios la abanderada. Uribe ya respondió que no cree que “sea justo seguir aplazando (...) la posibilidad de que el pueblo colombiano juzgue a los alcaldes y gobernadores en el certamen en el cual ellos presenten sus nombres para una reelección”.
La verdad no es una mala idea reelegir a los alcaldes, pero no en todos los municipios del país. Por ahora, es preferible concentrar esta perspectiva en los municipios grandes, digamos, de más de cien mil habitantes. Dirán algunos, ya los oigo, que todos deben ser iguales ante la ley. Pero la verdad es que en Colombia haríamos mejor, tratando distinto lo que es diferente.
Vamos por partes. En muchos países existe la posibilidad de reelegir alcaldes. En algunas partes hay alcaldes de veinte años. La idea de reelegir alcaldes va en la vía de darle continuidad a los proyectos locales exitosos. Pero la condición es que el sistema democrático local permita libertad y transparencia. Y ese es precisamente el principal “pero” en Colombia.
¿Hasta donde existen hoy las condiciones para un ejercicio de reelección libre en todos los municipios del país? La parapolítica ha demostrado claramente que las condiciones no están dadas hoy en todo el país. Agentes externos, paramilitares o mafias políticas, siguen controlando muchas estructuras municipales. Se ha hablado de la “reconfiguración cooptada del Estado”.
¿Cómo establecer una diferencia entre los sitios donde sí se puede y los sitios donde no sería conveniente? De entrada no habría por qué pensar que en municipios pequeños la vulnerabilidad es mayor que en municipios grandes. Sin embargo, la posibilidad de inducir mecanismos de prevención sí es más fácil en municipios grandes que en los pequeños. No hay que tomarlo como fórmula matemática, pero cabe pensar que en los municipios más grandes con mayor diversificación de la economía hay menor posibilidad de que el Estado sea la única instancia a capturar por los paramilitares o las mafias. Esto para los que quieren mirar el problema por el lado pesimista. También se puede pensar que en los municipios más grandes hay más posibilidades de contar con una masa crítica de opinión pública (academia, medios de comunicación, sector privado, etc.) con capacidad de veeduría, control ciudadano y denuncia. Habría mayor capacidad de contar con una opinión pública activa y con incidencia en los municipios más grandes y esto no es obstáculo completo para las mafias, pero ayuda a disuadir.
Entonces la propuesta es simple: Vamos por partes en la reelección de los alcaldes. Permitamos su reelección, pero arranquemos por los municipios más grandes, durante unos ocho años. Evaluemos, analicemos cómo evoluciona la captura del estado en los municipios pequeños en ese tiempo y, después de eso, volvamos a discutir la reelección en los demás municipios.
Publicado El Nuevo Siglo 06-07-2009
Publicado www.lapalabradigital.com
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