Dussan y Petro se han referido a las posibilidades de ruptura del PDA. En vísperas del congreso nacional de ese partido, y dado que el Polo es una suma de visiones distintas y distantes sobre la sociedad, la economía, la seguridad, las FARC, la forma de gobernar y la política, aumentan por esta época las llamadas y transacciones políticas para determinar quién se queda con el partido y en qué condiciones.
Los clivajes políticos al interior del PDA separan a los miembros de manera diferente según los temas. Es factible encontrar que los amigos de ayer son los enemigos de hoy, o que los que sostienen posiciones distintas frente las FARC, pueden converger en la posición política para las próximas elecciones. Tal vez el clivaje más importante tiene que ver con la forma de hacer política: unos orientados al corporatismo orgánico sustentado en bases ideológicas radicales, otros al pragmatismo de la política de favores y un tercer grupo a la democracia de opinión. Adicionalmente, los grandes elefantes del partido llegan con agendas y afanes diferentes. A unos interesa la candidatura de 2010, a otros la de 2014, otros calculan que en 2010 no haya candidato fuerte o alianza con otros partidos. Las negociaciones internas del momento acercan y enfrentan esta diversidad de posiciones.
Antes del Polo Alternativo, existía el Polo Independiente, el cual resultó diluido en el primero, bajo la idea de “unir todas las izquierdas”. Pero este matrimonio no fue precisamente una luna de miel para todos. Más fue un matrimonio a la antigua, por conveniencia. Y en la actualidad no hay matrimonio por conveniencia que funcione bien. Muestra de ello son las posiciones de Petro y Dussan.
Hasta ahora, los comportamientos centrífugos fueron disuadidos con la espada de Damocles que era la acusación de “divisionista”. Pero algunos elefantes ya comprendieron que eso no le interesa al país y han superado el miedo a ser “divisionistas”. También se dieron cuenta, cuando Lucho Garzón ganó la alcaldía de Bogotá, que en muchos temas (FARC, economía, libertades societales) hay más convergencias con sectores liberales, conservadores, visionarios, fajardistas, que con los mismos compañeros de alcoba.
El momento es para analizar si un divorcio es lo más saludable para todo el mundo, incluso para el país, que debería ya salir de la bipolarización uribe-oposición terrorista, a la que fue llevada la opinión pública en los últimos años. Al país le conviene un mundo político multipolar, con más alternativas y posibilidades. Por ello, como ocurrió en el uribismo, muchos en el Polo deberían considerar la conveniencia de un divorcio que deje al país saber con claridad quién es quién y qué piensa cada quién frente a los temas importantes de la agenda nacional. Con seguridad no será un “divorcio express” y se necesitará un ejercicio complejo de repartición de bienes…Vamos a ver si algún abogado de familia se le mide.
Publicado El Nuevo Siglo 02-02-2009
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