En la opinión pública muchos siguen pensando que Uribe se lanza. Algunos que pensaban que no se lanzaba, recientemente han cambiado de opinión. Por otra parte, el New York Times dijo la semana anterior que "La región necesita una democracia que se afinque en instituciones fuertes. Lo que no necesita son más hombres fuertes, sin importar lo populares que sean o lo indispensables que se sientan”.
Uribe no se lanza y no es por lo que diga el NYT. Es por tres razones sencillas. La primera, que al Departamento de Estado norteamericano no le conviene que su mejor aliado en la región siga el ejemplo de Chávez intentando perpetuarse en el poder. La segunda, que al grueso de los empresarios colombianos no le conviene la señal de inseguridad jurídica que enviaría Uribe al mercado cambiando de nuevo la constitución para volver a lanzarse. Tercero, porque el tema que más le preocupa, la amenaza de la parapolítica sobre sí mismo, ha comenzado a menguar. Que la Fiscalía esté soltando a muchos parapolíticos es vivido en Palacio con un sentimiento entre júbilo y descanso y resta argumentos a los amigos de la idea de Uribe III.
Que es que Uribe quiere, dicen algunos entre resignados y seguros. Seguramente quiere, pero eso no es suficiente frente a la aversión de los factores de poder que son el tío Sam y el capital. De hecho, muchos han querido en el pasado ser candidatos presidenciales, pero, sin los factores de poder alineados a su favor, han tenido que declinar.
Que tiene como el 90% de popularidad. Es cierto. Pero ya le pasa lo que a los productos que alcanzan tal aceptación en el mercado que se vuelven genéricos y dejan de marcar diferencia. Uribe, y en particular la “seguridad democrática”, ya no marca diferencia en la oferta política y hasta posibles candidatos de oposición han dicho que por supuesto que los logros en seguridad deben continuarse. Con eso casi nadie va a pelear.
Que sigue enviando mensajes de que quiere la nueva reelección. Que ha nombrado a gente clave para una eventual tercera campaña. Que ha avanzado en el tema de la recolección de firmas para impulsar el referendo. También es cierto. Pero que no se vaya a lanzar no significa que no haya que mantener la caña hasta el último momento posible. Una recomendación de cualquier asesor de marketing político es que en estos casos hay que mantener la incertidumbre hasta el final. Y para ello hay que ser creíble. Estabilidad de la coalición de gobierno obliga. A la menor señal de que no se lanza, aflorarán en serio los candidatos a sucederlo y ello implicará mayores roces al interior del uribismo. Hasta que sea posible se seguirán enviando señales ambiguas.
Además, Santos, el ministro, ya es un candidato creíble para los uribistas. Ya sólo es cuestión de encontrarle una fórmula vicepresidencial conveniente.
Publicado El Nuevo Siglo 25-08-2008
Publicado www.lapalabradigital.com
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