28 de julio de 2007

Movilidad y política del tiempo

Se ha puesto sobre la mesa el debate de la movilidad en Bogotá. Se han hecho sesudos análisis sobre Transmilenio, el metro y las vías, desde una lógica de planeación del transporte. Si los problemas de movilidad generan incomodidad, es porque hacen perder el tiempo que podría dedicarse a otras actividades generadoras de calidad de vida: tiempo para reposo o esparcimiento, tiempo para aprender o para los hijos.

En otros países, el debate de la movilidad es sólo una arista del problema de gestión del tiempo en la ciudad, que en Bogotá no se ha abordado. Ciudades europeas vienen desarrollando políticas temporales desde los ochenta, para impulsar el uso óptimo y la coordinación de los tiempos de la vida cotidiana. Algunos puntos de las políticas públicas temporales pueden inspirar reflexiones sobre la solución para Bogotá:

1. Desarrollar el transporte en común. Por supuesto que un sistema integral de transporte público para Bogotá seguirá siendo un tema central: Un metro estructurador, una red de transmilenios, aerobús, cable, tranvía o colectivos para ciertos sitios y todo integrado y accesible con un tiquete único.

2. Incentivar los desplazamientos en servicio público o en bicicleta. Viajar en Transmilenio, a pie o en bicicleta puede ahorrar tiempo, sabiendo que ir en auto particular implica además tiempo para buscar parqueadero.

3. Acercar los servicios y oficinas públicas al ciudadano. La descentralización administrativa y los esquemas de “ventanilla única” tienen incidencia fuerte en la disminución de desplazamientos. Lo mismo se puede decir de un ordenamiento territorial escolar que prevea la cercanía de guarderías y colegios a la demanda.

4. Extender horarios de manera sistemática. Las extensiones de horarios de servicios públicos y comerciales, como lo practican algunos bancos, o las jornadas de comercio abierto hasta tarde ya han probado ser útiles y pueden ser desarrolladas de manera permanente buscando disminuir las concentraciones en horas pico. Está que el mecanismo también sirve para redinamizar zonas de la ciudad en horarios “muertos” y de paso contribuir en la percepción de seguridad.

5. Flexibilizar horarios de trabajo. En Finlandia algunos servicios públicos adoptaron un horario de 6+6 en lugar de 8 horas con varios propósitos: extender horarios de atención al ciudadano, permitir cargas horarias más flexibles a empleados con hijos pequeños y generar nuevos empleos. Cabría incluso analizar un pico y placa para algunos empleados, aprovechando el teletrabajo. El efecto sería la disminución y reorganización de los desplazamientos en la ciudad.

Pensar la solución de movilidad sólo en términos de vías y parque automotor siempre podrá verse superado por las implicaciones de crecimiento demográfico y económico de Bogotá. Es necesaria una nueva perspectiva para abordar los problemas de movilidad: la de una política temporal que busque una gestión apropiada de los tiempos cotidianos. Tal vez algún candidato con visión pueda compartir que el futuro de la ciudad se puede jugar en el trabajo de una nueva Secretaría Distrital del Tiempo.

Publicado El Nuevo Siglo 30-07-2007
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www.lapalabradigital.com

22 de julio de 2007

Máscara contra Pelo

La política colombiana cada vez se parece más a los viejos combates de lucha libre de la Arena Bogotá que enfrentaban a Máscara, el de la máscara negra, contra Pelo, el musculoso de cabello largo. Los asistentes gozaban con las llaves y piruetas de los luchadores. No había estrategia, sólo bravuconadas y fuerza bruta.

La política nacional de los últimos años ha sido de bravucones. El método ha sido gritar más fuerte o agredir verbalmente más duro. Esta lógica, de Máscara y de Pelo, logra enardecer al público, pero poco aporta al debate serio de proyectos y soluciones.

La política bogotana puede llegar al mismo escenario. Bogotá ha sido en los últimos 15 años ejemplo de fortalecimiento de la democracia local. Y ello fue posible gracias al deslinde entre la administración de la ciudad y las maquinarias partidistas. Eso lo hizo posible el Estatuto Orgánico de Bogotá. Desde entonces las elecciones para alcalde se jugaron en el terreno de la opinión pública, como tal vez no ocurre en ninguna otra ciudad de Colombia. Se demostró incluso que en elecciones reñidas, la capacidad de debate, el alcance de la propuesta y la buena estrategia de marketing político fueron determinantes, como ocurre en democracias maduras. Fue así como Mockus II y Garzón vencieron a Maria Emma y a Lozano.

El debate electoral actual podría ser diferente. Para muchos peñalosistas la derrota de Maria Emma fue su victoria anticipada. Por ello algunos estrategas y asesores de Peñalosa, y sus razones tienen, le aconsejan no asistir a los debates. Por otro lado, Moreno se concentró hasta ahora en consolidar la sólida maquinaria de las izquierdas históricas, pero la estrategia para conquistar sectores de opinión y de centro político con propuestas concretas aún no se ve.

Si se cercena el debate entre los candidatos más opcionados, por que una parte se siente ganadora y la otra se demora en desprenderse de la maquinaria, la ciudadanía no tendrá la posibilidad de asistir, como en los últimos 15 años, a la confrontación democrática de proyectos y soluciones concretas a sus problemas. Sin debates profundos entre los más opcionados, no habrá oportunidad de ir más allá de los eslogan de campaña, ni de forjarse una idea seria de las diferencias entre uno y otro. Y la campaña se concentrará en una especie de guerra de posiciones entre las maquinarias de ambos lados. Y ya Bogotá, antes del Estatuto Orgánico, padeció lo que significan las maquinarias en el poder.

Si Moreno y Peñalosa no logran brindar a la opinión un debate serio sobre sus imaginarios urbanos y sus proyectos y soluciones concretas, la visibilidad la cobrarán las bravuconadas de las maquinarias. Será Máscara contra Pelo y será también el inicio del fin de una belle epoque de Bogotá.

Addenda: en algunos de los combates de Máscara contra Pelo aparecía un enmascarado de plata que los sacaba a ambos del cuadrilátero. Será cierta la tan comentada tercería de Mockus?

Publicado El Nuevo Siglo 23-07-2007

17 de julio de 2007

Desmovilizados y desplazados, un gran reto para Bogotá

Bogotá necesita debatir procesos que, en un escenario de post-conflicto, podrían tener incidencia en la seguridad ciudadana y la convivencia, como la reincorporación de combatientes desmovilizados, los flujos de población desplazada por la violencia y la situación de las víctimas. Y no sólo desde las dinámicas reales, sino también desde la percepción ciudadana. Imposible darle la espalda al hecho de que el 10 por ciento de los 43.000 combatientes desmovilizados desde 2002 han llegado a la ciudad y a que el 31 de diciembre de este año, el 98 por ciento quedará sin cobertura y articulación a los programas nacionales existentes.

¿Qué pasará con estas personas y cuál será para ese momento su nivel de inclusión a la vida bogotana? ¿Qué vulnerabilidades pueden existir alrededor?

Los expertos temen que su "reciudadanización" pueda verse limitada por la falta de seguimiento adecuado, tan esencial en escenarios de posibilidades limitadas de reincorporación económica. Y el riesgo estará en eventuales procesos de "rearme" o de involucramiento en otras actividades ilegales.

Una amenaza latente

Aunque Bogotá ha logrado mantenerse alejada de una influencia de peso de los actores del conflicto o de redes mafiosas, la ciudad sigue siendo codiciada por nuevos o antiguos actores del conflicto armado, atraídos por la captura de rentas de actividades económicas ilícitas ligadas al lavado de dinero, o porque sirve de retaguardia "tranquila" para preparar la logística, reclutar o movilizar recursos de apoyo a las estructuras armadas.

No pocos observadores llaman la atención sobre un fenómeno de "traquetización" que afecta ciertos ámbitos de la ciudad, para lo cual es necesario identificar y conocer mediante acciones prospectivas aquellos sectores sociales y espacios urbanos con algún grado de vulnerabilidad.

Primer receptor de desplazados además, Bogotá alberga 13.3 por ciento del total de la población desplazada de Colombia y es la principal ciudad receptora, según Acción Social, con un promedio diario de 15 familias.

La mayoría de ellos quiere quedarse porque en sus lugares de origen las condiciones de vida son más precarias y más escasas las oportunidades laborales y, sobre todo, porque permanecen insolubles las causas de su expulsión violenta.

Sin embargo, aquí su vulnerabilidad se agudiza porque asientan en condiciones de precariedad debido, entre otros factores, a pobre acceso a servicios públicos, habitat inapropiado y dificultades para generar ingresos.

¿En qué medida los sitios de asentamiento de población desplazada por la violencia se convierten en sitios vulnerables frentes a fenómenos de violencia y delincuencia?

¿Cómo abordar posibles problemas futuros de convivencia y violencia en sitios de confluencia de desplazados y de pobres históricos? ¿Qué capacidades adicionales a las ya desplegadas debe desarrollar la ciudad para mejorar la atención y restitución de derechos a la población en situación de desplazamiento forzado?

Ir más allá de la coyuntura y hacer las preguntas sobre los posibles escenarios y problemas del futuro es el primer paso para una prevención efectiva. Y es urgente comenzar a debatir sobre este reto, que no es un reto menor.

Publicado El Tiempo 15-07-2007

13 de julio de 2007

El olor de la basura

Los habitantes de Bogotá recuerdan con pavor las épocas de la EDIS, Empresa Distrital de Aseo, cuando hizo crisis luego de años de desgreño administrativo, corrupción e ineficiencia. Todos recuerdan la emergencia ambiental de inicio de los 90s cuando las basuras se apilaron en las esquinas de los barrios y los recicladores de oficio, acompañados por la Fundación Social, prestaron un servicio de recolección de basuras bastante eficiente en varias zonas de Bogotá.

Después, la historia es conocida. En la premura de la crisis, primeras concesiones del servicio de recolección de residuos, prórroga de esos contratos de concesión y luego, segunda concesión, con un negocio estructurado en torno al transporte de desechos, más que a su manejo integral. Y ahí estamos, hasta la próxima licitación que tendría lugar hacia 2009.

Entretanto, la ciudad formuló un Plan Maestro de Residuos Sólidos y ya se ha diseñado un Sistema Integral de Reciclaje sustentado en cuatro componentes. 1) Participación ciudadana: Los ciudadanos inician la cadena del reciclaje con la separación en la fuente. Se requiere mucha pedagogía, pero el incentivo es la reducción de la tasa de aseo. 2) Rutas selectivas: Los residuos sólidos inertes, sin orgánicos, separados en la fuente, deben ser recogidos por un vehículo especial. Ya los actuales contratos de concesión, prevén que los operadores deben tener un parque automotor específico para esta ruta selectiva. Sólo hay un proceso piloto en operación. 3) Parques de reciclaje: El POT determinó, con las consideraciones ambientales necesarias, seis sitios para implantar Parques de Reciclaje. Son sitios de acopio del material recuperado, antes de su destinación como materia prima para industrias grandes y pequeñas. Son parques porque además del acopio incorporan museos e instalaciones para pedagogía ambiental, además de contar con un diseño arquitectónico que agrega valor al entorno. 4) Inclusión social: La cadena de valor del reciclaje puede incorporar recicladores de oficio en diferentes modalidades, incluso en cooperación con sector privado socialmente responsable.

Este año Bogotá deberá contar con un piloto de ruta selectiva probado y con un Parque de Reciclaje en construcción y ojalá concesionado. No avanzar en ese sentido pone en peligro un Sistema de Reciclaje que ya es modelo para el país y que es promovido por el mismo Ministerio del Ambiente.

Las movidas recientes de varios actores de la ciudad pueden frenar el desarrollo de los Parques de Reciclaje y afectar el Sistema Integral ¿Hay intereses no colectivos detrás de esto? Es importante que haya claridad y vigilancia ciudadana. Ya informes de entidades internacionales advertían que en algunos países lo que olía mal en el negocio de la basura, no era precisamente la basura.

Bogotá tiene una responsabilidad con sus ciudadanos y con su entorno. Debe resolver el problema de los residuos sólidos y el reciclaje es la salida. No sería tolerable ningún tipo de crisis ambiental ligada al aseo.

Publicado El Nuevo Siglo 16-07-2007

8 de julio de 2007

Resistencia civil, al fin!

Siempre, afuera, la gente pregunta cómo es posible que en Colombia ocurran tantas desgracias provocadas por fuerzas ilegales, y la gente no haga nada, ni se exprese colectivamente. Es cierto que el movimiento social en Colombia ha sufrido en el pasado la estigmatización y acción represiva por parte del establecimiento. También que la sociedad colombiana ha desarrollado un individualismo exagerado, que invita suficientemente al avance personal, pero poco al avance colectivo y a la solidaridad. Incluso la tutela, instrumento central de la Constitución para garantizar los derechos fundamentales, ha podido incidir en este individualismo: ya no hay que acudir a la movilización ciudadana para reclamar un derecho vulnerado.

Pero hay derechos frente a los que la tutela no tiene mayor efecto: el derecho a la vida y el derecho a la libertad, cuando estos son violados por grupos armados ilegales. Resultaba por ello extraño que la sociedad civil colombiana no se movilizara frente a las decenas de masacres de los paramilitares, o frente a los centenares de secuestros y los asesinatos de políticos y miembros de la fuerza pública en cautiverio por parte de las FARC.

Las marchas de la semana anterior marcan una importante ruptura. Demuestran claramente que la sociedad colombiana puede reaccionar y manifestarse con amplio eco. Para algunos, las FARC venían cosechando algunas victorias políticas al tornarse interlocutores directos de otros gobiernos y al mostrarse como un actor resistente al embate del Plan Patriota, en contraste con el discurso oficial de una guerrilla derrotada. Las marchas han infringido la más importante derrota política para las FARC en los últimos años. Para derrotar a las FARC, y al paramilitarismo que aún persiste, esta resistencia civil debe mantenerse.

Ahora bien, una resistencia civil profunda encuentra mayor impulso cuando hay completa democracia, cuando no hay abuso de poder, cuando la meritocracia real es la vía del acceso a cargos y contratación públicos, por encima del dañino clientelismo. También cuando los partidos no se restringen a pequeños poderes de pequeñas élites de izquierda o de derecha, sino que son verdaderos espacios de democracia e inclusión.

Queda claro también que esta resistencia civil no es homogénea ni uniforme. Seguirá existiendo el clivaje entre los partidarios a fondo de la liberación por vía militar y los partidarios de un acuerdo humanitario. Pero la fórmula está en algún punto intermedio: 1) el acuerdo humanitario es pertinente en un escenario de conflicto, 2) la acción de las fuerzas del Estado debe continuar, sin excesos, con estrategia y con inteligencia y 3) Un rescate militar sólo se debe dar cuando haya al menos 95% de posibilidades de éxito.

La responsabilidad de la vida de los secuestrados es de las FARC, que los han secuestrado. Empero, las fuerzas del Estado no deben desencadenar el riesgo de asesinato por parte de los captores, cuando las probabilidades de éxito no sean las mencionadas.

Publicada El Nuevo Siglo 09-07-2007
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2 de julio de 2007

María Emma: existen razones

La democracia Bogotana ha demostrado solidez y audacia en los últimos 12 años. Audacia para elegir a un matemático ex rector de la Nacional y a un ex sindicalista. Solidez para no elegir al actual embajador en Sudáfrica. Esta vez, la elección tiene un ingrediente adicional, la primaria del Polo Democrático, lo que anticipa el inicio real de la campaña a la alcaldía y vuelve a probar la solidez y la audacia de la democracia bogotana y esto por al menos tres razones.

La primera, porque la consulta “semiabierta” significa que todo ciudadano, militante, simpatizante de los candidatos o simplemente interesado en expresarse, podrá ir el 8 de julio a votar con solo firmar una planilla. Para el Polo significa medir su nivel de aceptación entre los bogotanos, por lo que obtener menos del 50% de los votos de Carlos Gaviria en la presidencial debería ser considerado como un pobre resultado. Maria Emma Mejía, que casi triplica a su más inmediato seguidor en las encuestas, es quien contribuye a aumentar el voto de opinión hacia el PDA.

La segunda, porque la democracia Bogotana es una especie de faro para el país. Bogotá ha sido exitosa en fortalecer su democracia y ha demostrado a la sociedad colombiana: 1) que sí existe un espacio democrático para visiones progresistas, 2) que así las cosas no tienen sentido grupos como las FARC que, armados y violando derechos humanos, insisten en buscar el poder por la fuerza y 3) que visiones progresistas pueden gobernar con seguridad y de manera satisfactoria para la mayoría de la población. Maria Emma Mejía consolida esa posibilidad de que la democracia bogotana y colombiana cuente con una “izquierda de gobierno” defensora de la democracia y responsable en el manejo de la cosa pública.

La tercera, porque Bogotá requiere de experiencia internacional y social probada en la administración pública, asumida con profesionalismo, eficacia, eficiencia y, sobretodo, con lealtad frente a los términos del mandato asignado.

Para seguir contribuyendo al fortalecimiento de la democracia bogotana, el Polo Democrático debe presentar un candidato que garantice continuar con estos logros. De las cuatro alternativas propuestas por el Polo, María Emma Mejía es ese candidato. Cuenta con los mejores niveles de aceptación entre la opinión medida de los bogotanos y representa un Polo más incluyente, más amplio en el arraigo ciudadano. Puede conducir a un crecimiento real de la “izquierda de gobierno” en Bogotá, como ingrediente esencial para restar argumentos al extremismo armado de las FARC. Adicionalmente, la experiencia pública, social e internacional de Maria Emma, adquirida en diferentes cargos y en diferentes momentos de la vida política e institucional del país, son garantía para que una “izquierda de gobierno” siga al frente de Bogotá y para que Bogotá siga avanzando.

Existen razones para que Maria Emma Mejía sea la candidata del Polo Democrático a la Alcaldía de Bogotá.

Publicado El Nuevo Siglo 02-07-2007