Hace apenas diez años era imposible llegar a una cita sin tener completamente memorizado o muy bien escrito en un papel, el camino para llegar a la dirección de la misma. Hoy ya no es necesario. Con el celular en la mano, no es imposible ver a dos personas que, para encontrarse, se marcan al celular, así estén a diez metros de distancia. También era necesario prever mejor las llegadas, las salidas, los itinerarios, pues no había celular a la mano para confirmar. Las hijas, para hablar de una reciente publicidad de radio, no tenían que responder por celular a su padre que preocupado llama hoy cada dos minutos para saber cómo está. No era común la comunicación en tiempo real.
Comunicarse en tiempo real es hoy una revolución. Y es “bien público” en la medida en que todo ciudadano debería tener acceso a ello. Pero ese acceso puede ser afectada por la posibilidad de “tener minutos” para llamar o por la cobertura de la red.
Durante mucho tiempo, tener una línea de teléfono fija constituyó parte de algunos indicadores económicos de desarrollo social. Esta variable ya no significa lo que antes. Podría incluso pensarse que tener línea fija es un lastre, cuando algunas empresas públicas hacen hasta lo imposible para que los usuarios no las entreguen. Es el resultado de la falta de visión de sus dirigentes en tiempos anteriores.
Los ciudadanos más beneficiados son los más pobres. Tienen acceso a comunicación. Y esto quiere decir acceso a información cotidiana. Los ciudadanos rurales están pasando, de manera masiva, del aislamiento a la posibilidad de comunicarse en tiempo real, de resolver problemas cotidianos con mayor facilidad, de impulsar sus tareas sociales o sus actividades económicas en tiempo real. Y esto en países con zonas rurales pobres, es muy importante.
Los decisores y sus grupos de trabajo deben dar toda la atención a los aspectos de equidad y acceso al bien público que es la comunicación en tiempo real. Una gran cantidad de actividades y situaciones pueden beneficiarse del buen eso de los celulares. Y, para tocar un tema tradicional de esta columna, la seguridad ciudadana podría ser uno de estos temas. En algunos países por ejemplo se ha puesto de moda que los ciudadanos se convocan por mensaje de texto, el famoso SMS, para sus citas urbanas: bien una cena de blanco en Paris, bien una actividad juvenil en Madrid. ¿Por qué no utilizar el mecanismo para por ejemplo mejorar la relación entre la policía y la comunidad?, ¿o para informar a los ciudadanos sobre situaciones de riesgo?, ¿o para brindar orientaciones preventivas, por ejemplo teniendo información de primera mano sobre los taxis?
En fin, la comunicación por celular es una revolución y aún se puede aprovechar mucho en beneficio del ciudadano para facilitar su acceso a las oportunidades del desarrollo o para disminuir sus riesgos.
Publicado El Nuevo Siglo 12-10-2009
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