Los hechos y las percepciones están diciendo que hay necesidad de una revisión profunda de la política de seguridad ciudadana y convivencia así como de sus instituciones. Si no se dan cambios en la política a nivel nacional como a nivel urbano no es descartable que la inseguridad urbana siga avanzando y que se revierta la tendencia de los logros de tantos años.
En el nivel nacional, la política privilegió hasta ahora la seguridad rural. La Policía Nacional se preparó durante años para desarrollar, con éxito, el reflejo de combate frente a grupos armados ilegales. Y los grupos de inteligencia e investigación criminal se prepararon, con éxito, para desmontar las estructuras piramidales de los carteles. Su objetivo, como en cualquier juego de mesa, ha sido ir tachando dados de baja o capturados. Pero estas destrezas no son las que permiten mejorar la seguridad urbana. La política nacional debe ser revisada en asuntos de seguridad ciudadana y convivencia urbana. La seguridad cotidiana en las ciudades requiere de nuevas destrezas y acciones. No sirven para la seguridad ciudadana las recompensas. Ni los grupos élite. Ni el “body account”. Ni conocer las pirámides de los carteles. Y la capacidad de choque, que se debe mantener, sola no resuelve el problema.
En la zona urbana hay que desarrollar fundamentalmente dos aspectos: una táctica y lógica de acción de Policía Orientada a Resolver Problemas. Los policías urbanos deben ser entrenados en la comprensión multidimensional de los problemas, no solamente en el uso de la fuerza. Se necesita una nueva policía para las zonas urbanas, adaptada a las necesidades y la diversidad de las conflictividades urbanas. Deben conocer ampliamente las instituciones de la ciudad, para poder convocar la acción multisectorial que permita resolver bien los problemas de seguridad ciudadana y convivencia.
Y se requiere una mayor gobernanza de la seguridad urbana que permita una nueva articulación y confianza con la comunidad. Se requiere una coordinación real entre gobierno nacional y gobiernos locales: Los problemas de seguridad urbana requieren la acción de ambos.
Por su parte, las grandes ciudades no pueden abandonar su responsabilidad en la materia, que es lo que parece estar ocurriendo en algunas. Luego del logro de años de trabajo conjunto entre la ciudad y la policía, los responsables están planteando que hay que “dejar a la policía hacer el trabajo”. Se están desentendiendo del asunto. Es muy probable que manejar la cartera de la seguridad ciudadana con los reflejos de la cartera de la política, como ocurre en las secretarias de gobierno, esté llevando a que los secretarios de gobierno no den la atención técnica que desde el gobierno civil requiere el problema. La solución de fondo sería crear en las ciudades una Secretaría de Seguridad Ciudadana y liberar a los secretarios de gobierno de esta responsabilidad técnica que a veces parece incomodarles. Los ciudadanos urbanos merecen más responsabilidad en el tema.
Publicado El Nuevo Siglo 07-09-2009
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