Respetado Canciller Amorim,
Con interés leímos su entrevista de agosto 2 en el diario Folha de Sao Paulo. Nos parece importante que Brasil desarrolle su liderazgo natural y con este contribuya a avanzar en la hasta ahora imperfecta unidad suramericana. Hemos escrito en el pasado que los países de Suramérica y su unión se beneficiarían mucho de un liderazgo brasilero, ponderado y generoso, que arbitre entre diferentes posiciones encontradas en el subcontinente.
Por ello nos parece bien su llamado a la responsabilidad del gobierno colombiano, para dar explicaciones sobre la cooperación militar con los Estados Unidos. No pensamos que un tema de tanta importancia deba abordarse aplicando la “política del avestruz”. Estamos seguros que, viniendo del líder de la región, en adelante el llamado a la transparencia, la claridad y las garantías formales, también cobijará al propio Brasil, como al resto de países del continente, cuando se trate de cooperaciones e intercambios militares futuros o en curso, con potencias internacionales.
Estamos seguros también que este llamado brasilero a aplicar un principio de acción de responsabilidad, será extendido a todos los países del continente. En particular a los que pudieran tener, más allá de coyunturales buenos oficios con fines humanitarios, alguna relación estructural directa o indirecta con grupos armados ilegales colombianos. No se entendería en Colombia que el liderazgo brasilero no se ejerciera en ello de manera equilibrada.
Brasil tiene las llaves de la unidad suramericana y debe utilizarlas de manera generosa con todos. No sería fructífero un liderazgo brasilero que no construya confianza, condición esencial de todo esfuerzo mancomunado de países cercanos.
Vale el momento para comentar que sorprende el camino tomado en el proceso de unidad suramericana. Al parecer, es en torno a la defensa y la seguridad que se habría iniciado el camino de la construcción del bloque político. Sobre ello, la evidencia de la Unión Europea ya ha mostrado con suficiencia que tiene mayor solidez un proceso de construcción de confianza sustentado inicialmente en temas comunitarios como el intercambio comercial y la asimilación conjunta de temas de sociedad. Sólo después de profundos avances en estos asuntos, ha sido posible allí allanar el camino para los temas difíciles como la defensa común, e incluso, más recientemente, como la justicia y la seguridad interior. Darle la prioridad a la defensa y la seguridad, como lo deja pensar su preocupación por los acuerdos de cooperación de Colombia con Estados Unidos, en un ambiente de desconfianza entre vecinos, no parece ser el más expedito de los caminos para consolidar la unión. Conviene ahora es inducir a la unión suramericana a construir confianzas en otros ámbitos de cooperación y acción conjunta. El camino contrario estará lleno de obstáculos y el liderazgo brasilero podría verse afectado allí, cada vez que se aleje de posiciones ponderadas de arbitraje y asuma posiciones difíciles que no respondan a un equilibrio de juicio.
Reciba mi cordial saludo.
Publicado El Nuevo Siglo 10-08-2009
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