Era normal esperar un aumento de la percepción de inseguridad en diciembre de 2008. El año estuvo cargado de hechos ajenos a la dinámica local que afectaron este indicador: crisis DMG, atentados, marchas nacionales de transportadores de carga y de indígenas, “falsos positivos” con los jóvenes del sur de Bogotá, diferencias públicas entre funcionarios distritales y el Ministro de la Defensa. También hay procesos locales que afectan la percepción: los problemas de movilidad y las vulnerabilidades del pasajero en el transporte público, dificultades en el manejo de las basuras, disminución de la cultura ciudadana, el problema de habitantes de calle y el aumento en consumo de drogas. Además, en el entorno nacional se dio en 2008 un rebrote de la violencia homicida instrumentalizada por grupos de criminalidad organizada, lo que también incide en la percepción y, como se sabe, su control depende menos de las políticas locales que de una combinación de inteligencia, investigación criminal y eficiencia de la justicia. Por otra parte, las dinámicas de los jóvenes deben ser mejor integradas por la ciudad: falta eficacia en las políticas que ofrecen oportunidades a los jóvenes y se requieren más resultados en prevención con jóvenes en riesgo y en el tratamiento de la delincuencia juvenil.
Que quede claro: percepción de inseguridad no es lo mismo que inseguridad. Incluso a veces hay paradojas: aumenta la percepción de inseguridad cuando mejora la seguridad objetiva. Pero si la percepción de inseguridad afecta tanto la calidad de vida, igual o más que los delitos, entonces la política pública tiene que abordar el miedo y la ansiedad como verdaderos problemas que requieren una respuesta bien planeada y una acción responsable. ¿Qué hacer frente a este fenómeno?
No hay que echarle la culpa a los medios, ni pensar que las medidas de choque solas mejoran la percepción. Los medios tienen la obligación de informar y deben seguir haciéndolo. Pueden ayudar a manejar la percepción, pero en la medida en que la fuente oficial los mantenga pedagógica y constantemente informados. Las medidas de choque no corrigen los fenómenos estructurales que inciden en la percepción.
Hay que entender bien la forma en que se construye el miedo. Hay que entender las diferencias de percepción entre sexos y edades. Se debe entender lo que depende de las dinámicas locales y lo que depende de factores nacionales (criminalidad organizada nacional, conflicto armado), que debe llamar a una mejor coordinación entre gobierno nacional y gobierno local. En percepción de inseguridad las soluciones suelen ser contraintuitivas: una acción en movilidad o en hábitat o una acción social pueden ayudar a disminuir el miedo. También hay que mirar el impacto de las decisiones de justicia.
El plan de desarrollo de Bogotá tiene la base de lo que se requiere para el manejo de la percepción de inseguridad: una estrategia estructural de largo plazo construida en torno a la prevención del delito.
Publicado El Nuevo Siglo 02-03-2009
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