El primero de enero cambiaron las caras políticas las regiones del país. Se posesionaron una mayoría de alcaldes y gobernadores. Y quien dice posesión dice ritual y quien dice ritual, dice imaginario político. Alcaldes y gobernadores escogieron diferentes fórmulas, escenarios y anuncios para sus respectivos actos de posesión. Estos rituales diferentes también sirven para comprender sus posiciones y lo que buscan representar en los próximos años. Para el caso, una lectura de las posesiones de dos ex-compañeros de Senado de la República, el Gobernador de Antioquia y el Alcalde Mayor de Bogotá, permite también comenzar a avizorar las posiciones políticas distintas y distantes que comenzarán a servir de referencia en los meses por venir en la política nacional.
El Gobernador de Antioquia escogió para la su posesión el interior de Plaza Mayor, el moderno centro de convenciones de Medellín. En esta posesión bajo techo y delante de varios ministros del gobierno Uribe brilló la referencia a personalidades del pasado antioqueño, de la política, las artes y otras ramas, de diferentes credos políticos, que la historiografía ha convertido en patrimonio colectivo de los antioqueños. Hizo mención explícita a que retomaría muchas políticas del presidente Uribe. No se mencionó al Gobernador saliente y el silencio también es un mensaje claro. Habló principalmente de competitividad y de productividad, y estos importantes temas estaría el énfasis de su gestión. Seguidamente, el nuevo gobernador se dirigió a una especie de “parada militar”, a recibir los honores de la Policía Nacional. El Gobernador ha dejado entender que en Antioquia la política de seguridad nacional marcará su cuatrienio. Será deseable que a más de contribuir con la importante acción de las fuerzas militares en las carreteras y zonas rurales, la gobernación impulse el trabajo de la Policía de Antioquia hacia una visión de seguridad ciudadana de todas las ciudades de este departamento.
El Alcalde Mayor de Bogotá escogió una posesión al aire libre en el espacio público más importante y tradicional de Bogotá, la Plaza de Bolívar. En un acto que contó con el discurso inicial del Alcalde saliente, Lucho Garzón, el nuevo Alcalde se posicionó como garante de la continuidad de los logros del Polo en la Administración de Bogotá. También, con un gabinete compacto, que mezcla funcionarios salientes, nombres del Polo, nombres liberales y nombres independientes, hizo énfasis en lo social y en subsanar asuntos pendientes de la anterior administración. Puntualizó el respaldo al Acuerdo Humanitario y a un proceso de paz, con lo que marcó una posición diferente a las del gobierno nacional en estas materias.
Dos regiones, Antioquia y Bogotá, dos posesiones, dos posiciones, y, en fin, dos imaginarios políticos diferentes representados por Luis Alfredo Ramos y Samuel Moreno, que prefiguran desde ya dos caminos posibles de los colombianos en 2010: el continuismo del uribismo y la renovación del pos-uribismo.
El Gobernador de Antioquia escogió para la su posesión el interior de Plaza Mayor, el moderno centro de convenciones de Medellín. En esta posesión bajo techo y delante de varios ministros del gobierno Uribe brilló la referencia a personalidades del pasado antioqueño, de la política, las artes y otras ramas, de diferentes credos políticos, que la historiografía ha convertido en patrimonio colectivo de los antioqueños. Hizo mención explícita a que retomaría muchas políticas del presidente Uribe. No se mencionó al Gobernador saliente y el silencio también es un mensaje claro. Habló principalmente de competitividad y de productividad, y estos importantes temas estaría el énfasis de su gestión. Seguidamente, el nuevo gobernador se dirigió a una especie de “parada militar”, a recibir los honores de la Policía Nacional. El Gobernador ha dejado entender que en Antioquia la política de seguridad nacional marcará su cuatrienio. Será deseable que a más de contribuir con la importante acción de las fuerzas militares en las carreteras y zonas rurales, la gobernación impulse el trabajo de la Policía de Antioquia hacia una visión de seguridad ciudadana de todas las ciudades de este departamento.
El Alcalde Mayor de Bogotá escogió una posesión al aire libre en el espacio público más importante y tradicional de Bogotá, la Plaza de Bolívar. En un acto que contó con el discurso inicial del Alcalde saliente, Lucho Garzón, el nuevo Alcalde se posicionó como garante de la continuidad de los logros del Polo en la Administración de Bogotá. También, con un gabinete compacto, que mezcla funcionarios salientes, nombres del Polo, nombres liberales y nombres independientes, hizo énfasis en lo social y en subsanar asuntos pendientes de la anterior administración. Puntualizó el respaldo al Acuerdo Humanitario y a un proceso de paz, con lo que marcó una posición diferente a las del gobierno nacional en estas materias.
Dos regiones, Antioquia y Bogotá, dos posesiones, dos posiciones, y, en fin, dos imaginarios políticos diferentes representados por Luis Alfredo Ramos y Samuel Moreno, que prefiguran desde ya dos caminos posibles de los colombianos en 2010: el continuismo del uribismo y la renovación del pos-uribismo.
Publicado www.lapalabradigital.com
Publicado El Nuevo Siglo 7-01-2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario