El 4 de febrero muchos colombianos marcharán por motivos distintos. Unos contra la violencia y el secuestro. Unos a favor de Uribe, otros en contra. Unos por el acuerdo humanitario y el despeje de Florida y Pradera, otros en contra. No faltará quien marche contra Chávez. Pero existirá un mínimo común denominador: todos de manera explícita o implícita lo harán en contra de las FARC. Y eso, como dice Rafael Pardo, significa mucho, porque las FARC son el problema mayor de la Colombia de hoy.
Ya muchos sectores han anunciado que marcharán, incluidos importantes sindicatos. Y la mayor derrota política para las FARC en la opinión colombiana sería que el Polo Democrático con sus directivas a la cabeza saliera todo a la marcha. Es lo mínimo para acompañar a una sociedad que rechaza a las FARC. No cabe la ambigüedad de “no estar a favor ni en contra” de esta guerrilla. De la misma forma que en España marchan izquierda, centro y derecha cuando se trata de rechazar las acciones de ETA, en Colombia esta es la oportunidad para que no quede duda de que todos rechazan a las FARC.
¿Qué significará la marcha en la coyuntura actual? Primero que todo, lo obvio es que se consolidará el rechazo nacional a las FARC. Y esto afectará en algo a Chávez. Pero Chávez y las FARC reaccionarán, presumiblemente con nuevas liberaciones de secuestrados, que harán que muchos de los que marcharon vuelvan a verlos “humanitarios”. No reequilibrarán la balanza pero recuperarán terreno perdido. Y como Chávez es de ideas fijas y de largo aliento, insistirá en su respaldo político a las FARC y enviará algún otro mensaje subliminal del tipo militarización de la frontera. La pregunta es si Chávez modificará en algo su respaldo a las FARC después de la marcha del 4 de febrero, precedido del respaldo del gobierno socialista español a Colombia. No es fácil y tal vez en el corto plazo no haya que hacerse muchas ilusiones.
Del lado interno, Uribe tomó un aire y logro un propósito coyuntural de mostrar a Europa acompañándolo y rechazando a las FARC. La marcha dará continuidad a esta recuperación de la iniciativa mediática. Pero su reto más importante es tomar la iniciativa en torno al acuerdo humanitario y de manera durable. Hay que pensar incluso en “fugas hacia adelante”, como liderar finalmente el tema de Florida y Pradera para hacer el acuerdo humanitario. La burbuja de nacionalismo y de los puntos adicionales en la imagen del presidente pueden ser pasajeros, pues siguen vivos en la agenda interna la parapolítica y el tema del primo del presidente.
NO QUISIERA PENSAR que alguno pretenden que la marcha del 4 sirva al propósito de olvidar la dañina parapolítica y los horrores de los paramilitares que se siguen conociendo día a día.
Publicado El Nuevo Siglo 28-01-2008
Publicado www.lapalabradigital.com
Ya muchos sectores han anunciado que marcharán, incluidos importantes sindicatos. Y la mayor derrota política para las FARC en la opinión colombiana sería que el Polo Democrático con sus directivas a la cabeza saliera todo a la marcha. Es lo mínimo para acompañar a una sociedad que rechaza a las FARC. No cabe la ambigüedad de “no estar a favor ni en contra” de esta guerrilla. De la misma forma que en España marchan izquierda, centro y derecha cuando se trata de rechazar las acciones de ETA, en Colombia esta es la oportunidad para que no quede duda de que todos rechazan a las FARC.
¿Qué significará la marcha en la coyuntura actual? Primero que todo, lo obvio es que se consolidará el rechazo nacional a las FARC. Y esto afectará en algo a Chávez. Pero Chávez y las FARC reaccionarán, presumiblemente con nuevas liberaciones de secuestrados, que harán que muchos de los que marcharon vuelvan a verlos “humanitarios”. No reequilibrarán la balanza pero recuperarán terreno perdido. Y como Chávez es de ideas fijas y de largo aliento, insistirá en su respaldo político a las FARC y enviará algún otro mensaje subliminal del tipo militarización de la frontera. La pregunta es si Chávez modificará en algo su respaldo a las FARC después de la marcha del 4 de febrero, precedido del respaldo del gobierno socialista español a Colombia. No es fácil y tal vez en el corto plazo no haya que hacerse muchas ilusiones.
Del lado interno, Uribe tomó un aire y logro un propósito coyuntural de mostrar a Europa acompañándolo y rechazando a las FARC. La marcha dará continuidad a esta recuperación de la iniciativa mediática. Pero su reto más importante es tomar la iniciativa en torno al acuerdo humanitario y de manera durable. Hay que pensar incluso en “fugas hacia adelante”, como liderar finalmente el tema de Florida y Pradera para hacer el acuerdo humanitario. La burbuja de nacionalismo y de los puntos adicionales en la imagen del presidente pueden ser pasajeros, pues siguen vivos en la agenda interna la parapolítica y el tema del primo del presidente.
NO QUISIERA PENSAR que alguno pretenden que la marcha del 4 sirva al propósito de olvidar la dañina parapolítica y los horrores de los paramilitares que se siguen conociendo día a día.
Publicado El Nuevo Siglo 28-01-2008
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