24 de junio de 2007

¿Quién le teme a la Procuraduría?

Es sorprendente que el Congreso de la República haya aprobado un artículo en el nuevo estatuto de ética de los congresistas que sustrae del campo de competencias del Procurador, la facultad de investigarlos disciplinariamente. Esta competencia se proponía fuera entregada a las comisiones de ética del Congreso, elegidas por los mismos parlamentarios. Además, los senadores y representantes que cometieran faltas disciplinarias gravísimas ya no serían destituidos e inhabilitados para ejercer funciones públicas, sino que máximo serían sancionados con una multa y con una amonestación privada.

La iniciativa es a todas luces inconstitucional, además de inconveniente. A la luz de la constitución (art 277) el Procurador General de la Nación tiene la función de “ejercer vigilancia superior de la conducta oficial de quienes desempeñen funciones públicas, inclusive las de elección popular; ejercer preferentemente el poder disciplinario; adelantar las investigaciones correspondientes, e imponer las respectivas sanciones conforme a la ley”. El espíritu de la Constitución en este punto es la materialización de contrapoderes que ayuden a controlar posibles excesos de parte de alguno de los poderes. Esto es fundamental en democracia.

Ya el presidente anunció la objeción de la propuesta de marras por inconstitucionalidad. Empero quedan interrogantes. ¿Quién le teme a la Procuradoría? El que nada debe nada teme. La labor del Ministerio Público es visibilizar, prevenir o sancionar, según el caso, los desvíos de las funciones de servicio a la ciudadanía, desde infracciones disciplinarias contra el patrimonio público (¿se acuerdan del pomaricazo?), pasando por los conflictos de intereses y las ya clásicas presiones indebidas para incidir en la destinación de recursos públicos a nivel nacional o en las regiones, hasta la toma del paramilitarismo por políticos regionales, tal y como lo ha denunciado el mismísimo Fiscal Iguarán. A pesar de su temor, deben entender los congresistas que es inconveniente para la democracia, y no tiene presentación, sustraerse del control por parte del Ministerio Público.

También queda el interrogante de porqué los congresistas que respaldaron la proposición y votaron el artículo temen al control y a la rendición de cuentas. Porque además, como otro elemento del análisis, frente a este asunto, parecían no existir diferencias ideológicas, a juzgar por el origen partidista de los parlamentarios firmantes de la proposición. Lo cierto es que pocos congresistas rinden cuentas a sus electorados. Algunos rinden cuentas es al ejecutivo a cambio de favores (remember Teodolindo). Al contrario, si algo falta en el Congreso, es rendición de cuentas, evaluación y seguimiento.

Para la próxima legislatura la casi segura presidenta del Congreso será Nancy Patricia Gutierrez, quién precisamente en la época del pomaricazo asumió y recuperó la desacreditada presidencia de la Cámara de Representantes. Tiene la senadora Gutierrez una oportunidad de volver oportunidad la crisis, impulsando nuevas formas de rendición de cuentas y control ciudadano a los congresistas. Sería un buen paso en la búsqueda de una nueva legitimidad para el Congreso.

Publicado El Nuevo Siglo 25-06-2007
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17 de junio de 2007

Sociedad del conocimiento

Algunos abuelos antioqueños decían que para comer arepa había que moler. Para potenciar el desarrollo económico y social de un país, para incrementar la productividad, hay que invertir en ciencia. Si queremos un país con capacidad propia en ciencia, tecnología e innovación, hay que moler, hay que invertir.

Colombia tiene aspiraciones de país desarrollado, pero se da los medios de país africano. Una dirigencia miope ha privilegiado tradicionalmente la inversión que aceita la clientela, por encima de la inversión que fortalece la capacidad económica y social. La inversión pública en Ciencia y Tecnología y la atención a la universidad pública han sido víctimas de esta falta de visión estratégica. Tristemente la excepción a la pobre atención a la universidad pública parece ser la ESAP, cotizada entidad para pago de favores a políticos, como en el caso más reciente, según dicen allí mismo, a un senador del Magdalena. Un asunto de “gobernabilidad”, dirán en Palacio.

Pero supongamos que el de la ESAP es un caso aislado. Importa es mirar las cifras concretas. La inversión actual en CyT en Colombia está por debajo del 0,4% del PIB. La de Israel supera el 4%, Japón destina el 3% del PIB, Estados Unidos 2,8% y los países europeos un 2,3%. En el vecindario, Brasil y Chile invierten en CyT entre 1 y 1,2 % del PIB, con la decisión en Chile de llegar a 1,6%. Colombia debe tomar la decisión estratégica de alcanzar 1,5% en 2010 y llegar al 3% en 2019. Así lo plantean Jaime Restrepo Cuartas y Martha Lucía Ramírez, dos congresistas serios, a través de un proyecto de ley que modifica la Ley 29 de 1990 y busca establecer un marco jurídico para sustentar estructuralmente un aumento de la inversión pública y privada en CyT.

Un escenario de mayor inversión en CyT debe estar necesariamente articulado a la formación de PhDs en Colombia. El fomento de la investigación científica y la innovación debe darse en torno al fomento de programas de doctorado, articulados fundamentalmente a grupos de investigación reconocidos y calificados.

Un candidato a doctorado, con una beca pública o privada, bien dirigido, en un laboratorio bien dotado, con buen intercambio internacional, puede, en 3 o 4 años, desarrollar nuevas tecnologías, aportar innovaciones útiles a la industria nacional, producir conocimiento u ofrecer soluciones a problemas sociales y económicos. Si este caso se repite en 5000 más, en ocho años habremos contribuido a crear una amplia comunidad científica en el país, habremos permitido que muchos problemas se solucionen con una componente endógena, enriquecida con el benchmarking internacional; habremos contribuido a que muchos cerebros colombianos no se fuguen gracias a incentivos económicos, a la dotación consecuente de sus laboratorios, al reconocimiento y a la posibilidad de sentirse útiles al desarrollo económico y social del país. Habremos creado así una sociedad del conocimiento.

Publicado El Nuevo Siglo 18-06-2007
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11 de junio de 2007

Paris bien vale una misa

La opinión quedó confundida con la excarcelación de más de cien guerrilleros de las FARC. Uribe y las FARC aún deben estar esperando ganar algo en todo esto. Qué es lo que está en juego o vale tanto para uno y otro?

En Palacio han dicho que esperan un gesto similar de las FARC. Hay que otorgar el beneficio de la duda y pensar que esa es una expectativa posible, así importantes aliados del Presidente estén, al contrario, tildando la excarcelación de frivolidad.¿Qué es tan preciado para el Presidente que le permite soportar, casi sin revirar, la dura crítica de aliados y de la opinión pública calificada?. Lo que en realidad busca Uribe es espacio político y tiempo frente al problema que más lo afecta hoy: la parapolítica. En algunas semanas no sería extraño que se dé lo que el Director de Human Rigths Watch para América Latina, Jose Miguel Vivanco y hasta el candidato demócrata Barack Obama, han advertido como peligroso para la democracia colombiana: que Uribe proponga que así como tuvo un gesto humanitario con los guerrilleros liberados, no debería verse inconveniente en proceder de la misma manera con los parapolíticos. Uribe aspiraría así a romper la dinámica de un proceso que le ha generado las mayores presiones nacionales e internacionales a su gobierno y que por momentos ha amenazado con volverse insostenible. Por supuesto que con los parapolíticos sin proceso, la Corte Suprema y la opinión podrán sentir que no tiene sentido continuar con el mismo; esta excarcelación dejaría el esfuerzo de la justicia sin sentido práctico. Y eso es lo que aparentemente más convendría a Palacio de cara a los tres años que quedan de gobierno.

Para las FARC lo que ha estado en juego es la recuperación de su visibilidad internacional y la posibilidad de ganarle un pulso político a Uribe. Luego de haber sido seriamente afectadas por la política de seguridad y de haber sido presentadas como derrotadas (el Comandante Padilla se refirió al “fin del fin”), estarían apareciendo de nuevo como un actor con fuerza militar suficiente para mantener secuestrados políticos y que además negocia directamente con una potencia como Francia, al margen del mismo gobierno nacional. La acción de Uribe le está dando nuevos bríos políticos a las FARC. Y si además fueran audaces y concretaran intercambiar a Ingrid por que la Unión Europea los retire de la lista de organizaciones terroristas, habrán logrado en unas semanas el golpe político más importante en mucho tiempo. La paradoja es que el retorno de las FARC a la visibilidad política, podría hacer de nuevo verosímil la hipótesis de la negociación.

Para Enrique de Navarra fue claro que “París bien vale una misa”. Para Uribe, parecería que liberarse del fantasma de la parapolítica bien vale una frivolidad. Para las FARC, la nueva visibilidad política, ¿bien vale la liberación de Ingrid?

Publicado El Nuevo Siglo 11-06-2007
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3 de junio de 2007

La presidencia Demócrata que nos espera

Hablar de los Demócratas en Colombia ya es casi como hablar del Partido Liberal, del Polo Democrático o de Cambio Radical. El Partido Demócrata norteamericano aparece todo el tiempo en la política colombiana. Mientras algunos de sus senadores dialogan con el Polo Democrático, Al Gore aplica la ya conocida figura colombiana de la “silla vacía”, por las dudas que muchos demócratas tienen sobre los escándalos de la parapolítica del actual gobierno. Pero al mismo tiempo, a través de sus congresistas afroamericanos, han empujado el nombramiento de la Ministra de Cultura.

Por otro lado, el presidente Uribe cometió un error al involucrarse en el debate político interno norteamericano, dejando entender que la oposición demócrata al TLC no era más que una oposición politiquera interna. Además de las sensibilidades tocadas, olvidó Uribe que la amistad en las relaciones internacionales no otorga estas licencias, y mucho menos desde un país de periferia. Esta osadía le estaría costando a Uribe la firma del TLC.

Pasado lo pasado, Colombia debe prepararse para cambios en las relaciones con una posible presidencia demócrata en Estados Unidos desde 2009. Varias consideraciones son necesarias:
1) Demócratas, como Republicanos, continuarán utilizando el prisma de la lucha contra el narcotráfico para mirar a Colombia;
2) Queda a Colombia desarrollar un trabajo inteligente para que la lucha contra las drogas incluya una mayor componente de prevención de la producción aquí, a través del desarrollo rural, y de prevención del consumo allá;
3) Es probable que la actual preocupación norteamericana sobre la parapolítica conduzca a los Demócratas a complementar (o condicionar) su cooperación con una mayor prevención de la captura del Estado colombiano por las mafias;
4) Es posible que los recursos que dejen de invertirse en Venezuela en la lucha contra las drogas refuercen la acción en Colombia, pero no es menos posible que el efecto balón haga que los recursos adicionales aquí, desplacen producción y transporte de droga hacia Venezuela, con las consecuencias que ello traería,
5) La tradicional visión proteccionista Demócrata, que gasta más adentro y menos afuera, sería consecuente con la promoción de liderazgos regionales que favorezcan la estabilidad conveniente para los intereses estadounidenses, al menor costo posible para el fisco norteamericano. En esta hipótesis, para la contención de la Venezuela chavista, Brasil tendría más importancia que Colombia en la visión Demócrata.

Con una presidencia demócrata en Estados Unidos, Colombia deberá mantener la política antidrogas en el centro de la relación, debería preparar una sensibilización para reforzar la componente preventiva aquí y allá, debería prepararse para recibir los recursos gringos no invertidos en Venezuela y para un mayor liderazgo del Brasil. Y sobretodo, debe enviar señales serias y contundentes de la lucha contra la parapolítica, que es, parece ser, la mayor preocupación de muchos Demócratas sobre la Colombia de hoy.

Publicado El Nuevo Siglo 04-06-2007
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