Los franceses eligieron al conservador Nicolas Sarkozy como su nuevo presidente. Se trata de un hombre con una carrera política de 25 años que, haciendo parte del gobierno saliente, logró construir una imagen de ruptura frente a Chirac. Venció a una Segolène Royal que al final acusó dificultades para representar una visión socialdemócrata moderna y un discurso coherente. El electorado basculó hacia un Sarkozy más dinámico y coherente con sus valores de derecha.
¿Qué se debe esperar de la Francia de Sarkozy? El nuevo presidente francés tiene una característica que lo hace diferente a muchos políticos: anuncia lo que va a hacer, y, generalmente, lo hace, incluso a riesgo de parecer brutal o peligroso para una parte de la opinión. Anunció grandes reformas en temas de política social y económica; y también en materia de inmigración. No sin protestas sociales y con cierta similitud a los tiempos de Thatcher (Gran Bretaña) o de Reagan (Estados Unidos), habrá reformas en materia de flexibilización laboral (de la semana de 35 horas) o de disminución de cargas impositivas para las empresas.
Sarkozy pondrá en práctica una nueva política de inmigración para materializar la más visible y discutida de sus banderas. Presenciaremos una política menos flexible frente a los inmigrantes y el desarrollo de un esquema de “inmigración escogida”, a la canadiense.
En el plano internacional es posible que la Francia de Sarkozy resulte menos lírica que la de Chirac y además asuma nuevas posiciones frente a algunos dossiers sensibles. Ya el presidente marcó su oposición a la entrada de Turquía en la Unión Europea, en contravía con un proceso de negociación de varias décadas. En la relación con los Estados Unidos, sin llegar a un atlantismo completo, es posible que veamos una Francia más cercana a este lado de los Estados Unidos y, en todo caso, tratando de cambiar la imagen de “amigo infiel” que una parte de la opinión de los Estados Unidos le atribuyera durante los momentos más decisivos de las definiciones sobre la intervención en Irak.
¿Y Colombia en la política del nuevo presidente francés? Lo primero que hay que saber es que Colombia no hace parte de las prioridades de Francia. No hay que esperar grandes cambios en las relaciones económicas, científicas o culturales franco-colombianas. El tema de excepción es evidentemente Ingrid Betancourt. Sarkozy dijo literalmente que “no olvidaría a Ingrid Betancourt”. Y por ello no son descartables nuevos campos de apoyo francés. Una mayor presión sobre las FARC para la liberación de los secuestrados y una mayor cooperación técnica y logística a los organismos de seguridad y de inteligencia colombianos pueden hacer parte de una agenda renovada. De cualquier manera, Sarkozy sabe que, tratándose de un tema sensible en la política interior francesa, debe primar la prudencia, pues no puede correr el riesgo de un desenlace parecido al del gobernador de Antioquia.
Publicado El Nuevo Siglo 14-05-2007
¿Qué se debe esperar de la Francia de Sarkozy? El nuevo presidente francés tiene una característica que lo hace diferente a muchos políticos: anuncia lo que va a hacer, y, generalmente, lo hace, incluso a riesgo de parecer brutal o peligroso para una parte de la opinión. Anunció grandes reformas en temas de política social y económica; y también en materia de inmigración. No sin protestas sociales y con cierta similitud a los tiempos de Thatcher (Gran Bretaña) o de Reagan (Estados Unidos), habrá reformas en materia de flexibilización laboral (de la semana de 35 horas) o de disminución de cargas impositivas para las empresas.
Sarkozy pondrá en práctica una nueva política de inmigración para materializar la más visible y discutida de sus banderas. Presenciaremos una política menos flexible frente a los inmigrantes y el desarrollo de un esquema de “inmigración escogida”, a la canadiense.
En el plano internacional es posible que la Francia de Sarkozy resulte menos lírica que la de Chirac y además asuma nuevas posiciones frente a algunos dossiers sensibles. Ya el presidente marcó su oposición a la entrada de Turquía en la Unión Europea, en contravía con un proceso de negociación de varias décadas. En la relación con los Estados Unidos, sin llegar a un atlantismo completo, es posible que veamos una Francia más cercana a este lado de los Estados Unidos y, en todo caso, tratando de cambiar la imagen de “amigo infiel” que una parte de la opinión de los Estados Unidos le atribuyera durante los momentos más decisivos de las definiciones sobre la intervención en Irak.
¿Y Colombia en la política del nuevo presidente francés? Lo primero que hay que saber es que Colombia no hace parte de las prioridades de Francia. No hay que esperar grandes cambios en las relaciones económicas, científicas o culturales franco-colombianas. El tema de excepción es evidentemente Ingrid Betancourt. Sarkozy dijo literalmente que “no olvidaría a Ingrid Betancourt”. Y por ello no son descartables nuevos campos de apoyo francés. Una mayor presión sobre las FARC para la liberación de los secuestrados y una mayor cooperación técnica y logística a los organismos de seguridad y de inteligencia colombianos pueden hacer parte de una agenda renovada. De cualquier manera, Sarkozy sabe que, tratándose de un tema sensible en la política interior francesa, debe primar la prudencia, pues no puede correr el riesgo de un desenlace parecido al del gobernador de Antioquia.
Publicado El Nuevo Siglo 14-05-2007
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