El Consejo Nacional Electoral ha determinado que la consulta del Polo Democrático Alternativo para elegir su candidato a la alcaldía de Bogotá será abierta. Se trata de un importante reto para el Polo y para la democracia bogotana.
La salud de un movimiento político se mide en las urnas. La dirigencia del Polo tiene una responsabilidad mayor y debe conducir una consulta que consolide su posicionamiento en Bogotá. Ya se comenta en los mentideros que la política de Bogotá estará dominada por el Partido Liberal, Cambio Radical y el Polo Democrático. La consulta servirá para conocer cómo se encuentran el Polo y las visiones progresistas en el electorado bogotano.
En 2006 la consulta del Polo para elegir su candidato a la presidencia había conocido una votación importante, alrededor de los 250.000 votos. En parte, esto se debió a que Antonio Navarro entendió lo que estaba en juego. Cuando el debate interno era medio soso y limitado a una especie de guerra de posiciones entre diferentes facciones, con realismo político y gallardía, Navarro renunció. Esto hizo que muchos se pellizcaran y a partir de ahí la consulta tomó una nueva dinámica, más dirigida a los ciudadanos que a los aparatos internos. Navarro regresó y a la postre perdió, pero ganó, pues contribuyó a una importante movilización del electorado progresista y de centro. El éxito de la consulta abierta de 2006 fue crucial para el posterior buen resultado de Carlos Gaviria en la presidencial.
Ya para el congreso de unidad del Polo en noviembre de 2006, cuando en Bogotá todo estaba preparado para recibir los votos de unos 50.000 simpatizantes, se dio un fenómeno de movilización inesperado y con más de 90.000 votos se superaron las expectativas.
La nueva consulta del Polo para elegir candidato a la alcaldía pone a prueba una vez más su aceptación y consolidación entre los Bogotanos. Menos de 200.000 votos será un resultado pobre para un partido que se presenta como alternativa nacional. Un guarismo por debajo de 150.000 o de 100.000 votos, podría incluso ser superado o aproximado por los cristianos del Mira, lo cual significaría que el candidato de ese movimiento, el buen concejal Carlos Alberta Baena, comenzaría a ocupar un lugar comparable al del candidato del Polo elegido por pocos votantes, trátese de María Emma Mejía o de Samuel Moreno.
Si el Polo tiene vocación de poder, debe asumir el reto de ir más allá de sus militantes, de los simpatizantes progresistas y conquistar y seducir a la ciudadanía de centro político. La naturaleza le tiene pavor al vacío, y espacio político que no se colma, es colmado por otros, como bien lo ha entendido Cesar Gaviria.
Lo sano para esta democracia tan afectada por la parapolítica, el narcotráfico y el desdén ciudadano es que se le despierte a través de consultas y de campañas sustentadas en propuestas concretas que interpreten a la sociedad.
Publicado El Nuevo Siglo 21-05-2007
La salud de un movimiento político se mide en las urnas. La dirigencia del Polo tiene una responsabilidad mayor y debe conducir una consulta que consolide su posicionamiento en Bogotá. Ya se comenta en los mentideros que la política de Bogotá estará dominada por el Partido Liberal, Cambio Radical y el Polo Democrático. La consulta servirá para conocer cómo se encuentran el Polo y las visiones progresistas en el electorado bogotano.
En 2006 la consulta del Polo para elegir su candidato a la presidencia había conocido una votación importante, alrededor de los 250.000 votos. En parte, esto se debió a que Antonio Navarro entendió lo que estaba en juego. Cuando el debate interno era medio soso y limitado a una especie de guerra de posiciones entre diferentes facciones, con realismo político y gallardía, Navarro renunció. Esto hizo que muchos se pellizcaran y a partir de ahí la consulta tomó una nueva dinámica, más dirigida a los ciudadanos que a los aparatos internos. Navarro regresó y a la postre perdió, pero ganó, pues contribuyó a una importante movilización del electorado progresista y de centro. El éxito de la consulta abierta de 2006 fue crucial para el posterior buen resultado de Carlos Gaviria en la presidencial.
Ya para el congreso de unidad del Polo en noviembre de 2006, cuando en Bogotá todo estaba preparado para recibir los votos de unos 50.000 simpatizantes, se dio un fenómeno de movilización inesperado y con más de 90.000 votos se superaron las expectativas.
La nueva consulta del Polo para elegir candidato a la alcaldía pone a prueba una vez más su aceptación y consolidación entre los Bogotanos. Menos de 200.000 votos será un resultado pobre para un partido que se presenta como alternativa nacional. Un guarismo por debajo de 150.000 o de 100.000 votos, podría incluso ser superado o aproximado por los cristianos del Mira, lo cual significaría que el candidato de ese movimiento, el buen concejal Carlos Alberta Baena, comenzaría a ocupar un lugar comparable al del candidato del Polo elegido por pocos votantes, trátese de María Emma Mejía o de Samuel Moreno.
Si el Polo tiene vocación de poder, debe asumir el reto de ir más allá de sus militantes, de los simpatizantes progresistas y conquistar y seducir a la ciudadanía de centro político. La naturaleza le tiene pavor al vacío, y espacio político que no se colma, es colmado por otros, como bien lo ha entendido Cesar Gaviria.
Lo sano para esta democracia tan afectada por la parapolítica, el narcotráfico y el desdén ciudadano es que se le despierte a través de consultas y de campañas sustentadas en propuestas concretas que interpreten a la sociedad.
Publicado El Nuevo Siglo 21-05-2007
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