28 de mayo de 2007

Clivajes políticos

La política colombiana cambió con Uribe y la parapolítica. En los próximos meses será difícil aplicar viejas formulas para entender la política colombiana. Ya no sirve el análisis liberal-conservador, ni será de mucha utilidad el análisis izquierda-derecha. Los nuevos análisis deben ser, como la realidad, multidimensionales y abordar los diferentes clivajes existentes en la política. Según Ricardo Medina, analista mexicano, un “clivaje” social es una profunda y duradera división en la sociedad alrededor de la cual las fuerzas sociales se definen a sí mismas y se movilizan. Los clivajes que permiten entender la actualidad colombiana y ubicar partidos y líderes políticos tienen que ver con la ética política, los fenómenos societales, las relaciones comerciales, la intervención estatal, la unidad nacional y el conflicto y la paz.

La postura ética frente a la parapolítica será el clivaje más importante resultante de la era Uribe. Con pocas excepciones, el Polo y el Partido Liberal renovado se han ubicado del lado de la ética política, al igual que Mira, los mockusianos, los peñalosistas y los fajardistas. Se ubican también allí algunos líderes uribistas, ajenos a la parapolítica.

Frente a temas de sociedad, el Polo, el Partido Liberal, los visionarios, los peñalosistas y algunos de la U suelen liderar posiciones progresistas, por ejemplo en materia de derechos de minorías étnicas y sexuales. El Partido Conservador, Cambio Radical y Mira suelen ser conservadores en esas materias.

Sobre el clivaje proteccionismo-libre comercio, las actitudes más liberales han sido tradicionalmente del Partido Liberal y las más conservadoras, del Polo Democrático. Empero, representantes de sectores agropecuarios en los partidos Conservador, la U y Cambio Radical han llegado a defender posiciones proteccionistas cercanas a las de sectores radicales del Polo. Frente al clivaje intervencionismo-libre mercado, con excepción de sectores radicales del Polo, pareciera que todos aceptan la importancia del mercado regulado. Casi todos los gobiernos sin embargo acuden con frecuencia a la “mano visible del gasto público” cuando la coyuntura política lo requiere. El aumento de la inflación y de la revaluación en 2007 es consecuencia de ello.

El clivaje centro-periferia ha sido relanzado por la parapolítica. Posiciones favorables a un manejo central de la vulnerabilidad institucional local frente a los actores armados, pueden agrupar a sectores de izquierda, centro político, élites económicas y de medios, principalmente bogotanas, y…al Departamento de Estado norteamericano. Del otro lado, se agrupan los caciques regionales, muchos de ellos investigados por parapolítica.

Finalmente, está el sempiterno clivaje del conflicto armado, ahora concentrado en el Acuerdo Humanitario. El Polo, el Partido Liberal y el pastranismo coincidirían hoy en la promoción del acuerdo humanitario y la búsqueda de una salida negociada, aceptando su compatibilidad con el desarrollo de la capacidad disuasiva de la fuerza militar. La posición de la U, Cambio Radical y el ala radical conservadora, sigue siendo la de una salida a través de la victoria militar.

Publicado El Nuevo Siglo 28-05-2007

21 de mayo de 2007

El reto del Polo

El Consejo Nacional Electoral ha determinado que la consulta del Polo Democrático Alternativo para elegir su candidato a la alcaldía de Bogotá será abierta. Se trata de un importante reto para el Polo y para la democracia bogotana.

La salud de un movimiento político se mide en las urnas. La dirigencia del Polo tiene una responsabilidad mayor y debe conducir una consulta que consolide su posicionamiento en Bogotá. Ya se comenta en los mentideros que la política de Bogotá estará dominada por el Partido Liberal, Cambio Radical y el Polo Democrático. La consulta servirá para conocer cómo se encuentran el Polo y las visiones progresistas en el electorado bogotano.

En 2006 la consulta del Polo para elegir su candidato a la presidencia había conocido una votación importante, alrededor de los 250.000 votos. En parte, esto se debió a que Antonio Navarro entendió lo que estaba en juego. Cuando el debate interno era medio soso y limitado a una especie de guerra de posiciones entre diferentes facciones, con realismo político y gallardía, Navarro renunció. Esto hizo que muchos se pellizcaran y a partir de ahí la consulta tomó una nueva dinámica, más dirigida a los ciudadanos que a los aparatos internos. Navarro regresó y a la postre perdió, pero ganó, pues contribuyó a una importante movilización del electorado progresista y de centro. El éxito de la consulta abierta de 2006 fue crucial para el posterior buen resultado de Carlos Gaviria en la presidencial.

Ya para el congreso de unidad del Polo en noviembre de 2006, cuando en Bogotá todo estaba preparado para recibir los votos de unos 50.000 simpatizantes, se dio un fenómeno de movilización inesperado y con más de 90.000 votos se superaron las expectativas.

La nueva consulta del Polo para elegir candidato a la alcaldía pone a prueba una vez más su aceptación y consolidación entre los Bogotanos. Menos de 200.000 votos será un resultado pobre para un partido que se presenta como alternativa nacional. Un guarismo por debajo de 150.000 o de 100.000 votos, podría incluso ser superado o aproximado por los cristianos del Mira, lo cual significaría que el candidato de ese movimiento, el buen concejal Carlos Alberta Baena, comenzaría a ocupar un lugar comparable al del candidato del Polo elegido por pocos votantes, trátese de María Emma Mejía o de Samuel Moreno.

Si el Polo tiene vocación de poder, debe asumir el reto de ir más allá de sus militantes, de los simpatizantes progresistas y conquistar y seducir a la ciudadanía de centro político. La naturaleza le tiene pavor al vacío, y espacio político que no se colma, es colmado por otros, como bien lo ha entendido Cesar Gaviria.

Lo sano para esta democracia tan afectada por la parapolítica, el narcotráfico y el desdén ciudadano es que se le despierte a través de consultas y de campañas sustentadas en propuestas concretas que interpreten a la sociedad.

Publicado El Nuevo Siglo 21-05-2007

14 de mayo de 2007

La Francia de Sarkozy

Los franceses eligieron al conservador Nicolas Sarkozy como su nuevo presidente. Se trata de un hombre con una carrera política de 25 años que, haciendo parte del gobierno saliente, logró construir una imagen de ruptura frente a Chirac. Venció a una Segolène Royal que al final acusó dificultades para representar una visión socialdemócrata moderna y un discurso coherente. El electorado basculó hacia un Sarkozy más dinámico y coherente con sus valores de derecha.

¿Qué se debe esperar de la Francia de Sarkozy? El nuevo presidente francés tiene una característica que lo hace diferente a muchos políticos: anuncia lo que va a hacer, y, generalmente, lo hace, incluso a riesgo de parecer brutal o peligroso para una parte de la opinión. Anunció grandes reformas en temas de política social y económica; y también en materia de inmigración. No sin protestas sociales y con cierta similitud a los tiempos de Thatcher (Gran Bretaña) o de Reagan (Estados Unidos), habrá reformas en materia de flexibilización laboral (de la semana de 35 horas) o de disminución de cargas impositivas para las empresas.

Sarkozy pondrá en práctica una nueva política de inmigración para materializar la más visible y discutida de sus banderas. Presenciaremos una política menos flexible frente a los inmigrantes y el desarrollo de un esquema de “inmigración escogida”, a la canadiense.

En el plano internacional es posible que la Francia de Sarkozy resulte menos lírica que la de Chirac y además asuma nuevas posiciones frente a algunos dossiers sensibles. Ya el presidente marcó su oposición a la entrada de Turquía en la Unión Europea, en contravía con un proceso de negociación de varias décadas. En la relación con los Estados Unidos, sin llegar a un atlantismo completo, es posible que veamos una Francia más cercana a este lado de los Estados Unidos y, en todo caso, tratando de cambiar la imagen de “amigo infiel” que una parte de la opinión de los Estados Unidos le atribuyera durante los momentos más decisivos de las definiciones sobre la intervención en Irak.

¿Y Colombia en la política del nuevo presidente francés? Lo primero que hay que saber es que Colombia no hace parte de las prioridades de Francia. No hay que esperar grandes cambios en las relaciones económicas, científicas o culturales franco-colombianas. El tema de excepción es evidentemente Ingrid Betancourt. Sarkozy dijo literalmente que “no olvidaría a Ingrid Betancourt”. Y por ello no son descartables nuevos campos de apoyo francés. Una mayor presión sobre las FARC para la liberación de los secuestrados y una mayor cooperación técnica y logística a los organismos de seguridad y de inteligencia colombianos pueden hacer parte de una agenda renovada. De cualquier manera, Sarkozy sabe que, tratándose de un tema sensible en la política interior francesa, debe primar la prudencia, pues no puede correr el riesgo de un desenlace parecido al del gobernador de Antioquia.

Publicado El Nuevo Siglo 14-05-2007

7 de mayo de 2007

Reflejos pavlovianos

Aquí y en Cafarnaún, la seguridad está asociada con la centro derecha” afirma el columnista Alvaro Forero Tascón (El Espectador 28-04-2007). Y en otros puntos del espectro político, “aquí y en Cafarnaún”, aún existen militantes de izquierda que sienten complejo o sentimiento de culpa frente a las políticas de seguridad ciudadana y con pudor prefieren que se hable únicamente de convivencia y evitan toda referencia a la palabra “seguridad”.

Pero revisando más allá de Cafarnaún, se encuentra fácilmente que, en el mundo actual, las políticas de seguridad ciudadana no son patrimonio del centro-derecha o de la derecha. Barcelona ha desarrollado una política de seguridad ciudadana exitosa por más de 20 años con gobiernos de izquierda. El atentado de Atocha (y por supuesto que no fue el único motivo) estuvo en la base de la decisión de los españoles de elegir a Zapatero en lugar del candidato del Partido Popular. El gobierno socialista de Francia de 1997 a 2002 desarrolló importantes medidas en materia de la seguridad ciudadana, particularmente en materia de prevención. Los gobiernos de centro izquierda de Chile y de Argentina, en ocasiones con éxito y otras no tanto, han desarrollado políticas creíbles de seguridad ciudadana. Incluso hay que mencionar los trabajos de las últimas administraciones de Bogotá y Medellín en materia de disminución de la violencia homicida, que no son precisamente de derecha o centro derecha.

También existen los contraejemplos: importantes alcaldías de derecha o de centro derecha en Brasil (Sao Paulo y Río de Janeiro) han vivido en el último año las peores crisis de la criminalidad en este país; los gobiernos centroamericanos y Mexicano de derecha o centro-derecha son los que han vivido los problemas recientes del aumento de la criminalidad en algunas ciudades de esta región.

La evidencia no permite atribuir los éxitos de políticas de seguridad ciudadana, tampoco los fracasos, a una ideología política específica. Hacerlo parece más un reflejo pavloviano que conduce a mirar la realidad mecánicamente, según condicionamientos ideológicos propios de épocas de guerra fría y de macartismo, en principio ya superados.

La seguridad ciudadana no debe tener color político. Toda formación política debería tener una propuesta de seguridad ciudadana, asumiendo que, como lo ha planteado Michel Marcus, presidente del Foro Europeo de Seguridad Urbana, las políticas de exitosas de seguridad urbana han demostrado la necesidad de un equilibrio entre coerción y prevención. Así de simple. Pero también así de complejo en un momento en el que muchos asumen la seguridad como uno de los temas que más pegan en las campañas políticas.

Corey Robin en Fear: The history of a political idea plantea que el miedo no puede representar una base genuina del orden político liberal. El gran reto hacia delante es sacar la seguridad ciudadana del debate demagógico y llevarlo al terreno de los argumentos y de las soluciones concretas e integrales.

Publicado El Nuevo Siglo 07-05-2007