En 2008 inició la campaña presidencial de 2010. El partido de la “U” anunció ya que iniciaría la recolección de firmas para hacer posible la segunda reelección de Uribe. Todos los demás competidores tienen la duda de si Uribe se lanza otra vez o no. “Lo más seguro es que quien sabe” dijo con suspicacia uno de los asesores de Palacio.
No es seguro que Uribe se lance. El mismo presidente ha dicho que no es sano para una democracia perpetuarse en el poder. Lo dijo tal vez pensando en Chávez. Y con seguridad no querrá en ello también parecerse a Chávez. Pero mantener la duda le resulta conveniente. Le ayuda a mantener el mayor tiempo posible la cohesión del Uribismo, pues en las toldas oficialistas saben que es más fácil lanzarse con Uribe fuera del juego que con él en el partidor. La duda permite a Palacio postergar al máximo la inevitable tendencia centrífuga de las fuerzas uribistas una vez se anuncie que no se buscaría la reelección. El anterior presidente de Francia, Jacques Chirac, había postergado al máximo el anuncio de que no se lanzaba a buscar un tercer mandato, con el propósito de mantener el liderazgo que le otorgaba la duda. Postergar el anuncio también pretendería que el Uribismo llegue unido a las próximas elecciones.
Y habrá que estar pendiente del posicionamiento de los otros presidenciables, pues ya no habrá el año sabático en Harvard o en Oxford, para mejorar o practicar el inglés, o para acreditar hasta el curso más banal de esas universidades. Algunos aprovecharan su posición en el gobierno para reforzar la visibilidad y le apostarán a los éxitos y golpes de opinión en los temas de sus carteras (interior, defensa, vicepresidencia, hacienda) o acudirán a la imitación presidencial (Uribito). Otros podrán crecer en favorabilidad a través de su trabajo en el Congreso (Marta Lucía) o de nuevas alianzas (Vargas Lleras con el Liberalismo, Petro con Mockus o Mockus con Petro). Los embajadores serán impulsados por sus amigos en las encuestas presidenciales (Noemí, Sabas).
Los ex-alcaldes Lucho y Fajardo ya partieron en punta. El libro y la entrevista de Garzón al final de 2007 fueron interpretados como su lanzamiento. Lucho deberá definir si juega con un “partido de la calle” o al interior del Polo, de darse la garantía de una verdadera consulta abierta Gaviria-Lucho. Fajardo, con la credencial de mejor alcalde del país, ya es percibido por los analistas como posicionándose desde la radio. Y los candidatos liberales Rafael Pardo y Rodrigo Rivera, sin mandato, ni cargo, buscarán su posicionamiento desde la opinión pública.
La perspectiva de una presidencia de ocho años obliga a tomar un impulso mayor en las campañas. Por ello la carrera, incluida la de Uribe III, ha iniciado en serio dos años antes de la elección.
Publicado El Nuevo Siglo 11-02-2007
No es seguro que Uribe se lance. El mismo presidente ha dicho que no es sano para una democracia perpetuarse en el poder. Lo dijo tal vez pensando en Chávez. Y con seguridad no querrá en ello también parecerse a Chávez. Pero mantener la duda le resulta conveniente. Le ayuda a mantener el mayor tiempo posible la cohesión del Uribismo, pues en las toldas oficialistas saben que es más fácil lanzarse con Uribe fuera del juego que con él en el partidor. La duda permite a Palacio postergar al máximo la inevitable tendencia centrífuga de las fuerzas uribistas una vez se anuncie que no se buscaría la reelección. El anterior presidente de Francia, Jacques Chirac, había postergado al máximo el anuncio de que no se lanzaba a buscar un tercer mandato, con el propósito de mantener el liderazgo que le otorgaba la duda. Postergar el anuncio también pretendería que el Uribismo llegue unido a las próximas elecciones.
Y habrá que estar pendiente del posicionamiento de los otros presidenciables, pues ya no habrá el año sabático en Harvard o en Oxford, para mejorar o practicar el inglés, o para acreditar hasta el curso más banal de esas universidades. Algunos aprovecharan su posición en el gobierno para reforzar la visibilidad y le apostarán a los éxitos y golpes de opinión en los temas de sus carteras (interior, defensa, vicepresidencia, hacienda) o acudirán a la imitación presidencial (Uribito). Otros podrán crecer en favorabilidad a través de su trabajo en el Congreso (Marta Lucía) o de nuevas alianzas (Vargas Lleras con el Liberalismo, Petro con Mockus o Mockus con Petro). Los embajadores serán impulsados por sus amigos en las encuestas presidenciales (Noemí, Sabas).
Los ex-alcaldes Lucho y Fajardo ya partieron en punta. El libro y la entrevista de Garzón al final de 2007 fueron interpretados como su lanzamiento. Lucho deberá definir si juega con un “partido de la calle” o al interior del Polo, de darse la garantía de una verdadera consulta abierta Gaviria-Lucho. Fajardo, con la credencial de mejor alcalde del país, ya es percibido por los analistas como posicionándose desde la radio. Y los candidatos liberales Rafael Pardo y Rodrigo Rivera, sin mandato, ni cargo, buscarán su posicionamiento desde la opinión pública.
La perspectiva de una presidencia de ocho años obliga a tomar un impulso mayor en las campañas. Por ello la carrera, incluida la de Uribe III, ha iniciado en serio dos años antes de la elección.
Publicado El Nuevo Siglo 11-02-2007
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