En el último reporte del Small Arms Survey, que analiza la relación entre armas de fuego y violencia, se percibe bien que en esta materia los hechos hablan por sí solos. En la Conferencia sobre el estado de la seguridad en las ciudades del mundo en 2007, organizada este inicio de octubre en Moterrey, Robert Muggah, investigador de esta organización ha explicado cómo la violencia suele ser mayor en las ciudades en las que los ciudadanos poseen armas de fuego, legales o ilegales.
Los datos presentados por este reporte, elaborado con el apoyo de la Universidad de Columbia, muestran la correlación existente entre los niveles de violencia homicida y las presencia de armas en la ciudad en poder de los habitantes. En por ejemplo, los datos que entrega el Observatorio de la Seguridad ya han demostrado que en al menos un 60% de los homicidios que se presentan en la ciudad, son usadas armas de fuego.
Otros datos del informe que hablan por sí solos. Llama la atención que los países que critican y "vigilan" a otros por no respetar los derechos humanos, entre otras razones debido a la violencia homicida, son los productores de armas que a veces de manera legal y muchas a través del mercado negro, son usadas en dichos crímenes. ¿Doble moral? También debe llamar a la reflexión profunda el que exista una correlación entre la inequidad en el ingreso y la violencia armada y también el que esta última a su vez, favorezca la inequidad social y económica. Esto ameritaría un análisis profundo sobre lo que está ocurriendo en las ciudades de Colombia para comprobar si se reproduce dicho patrón.
Todo esto conduce a pensar que es bastante atinada la iniciativa del Alcalde de Bogotá, junto con los alcaldes de Pereira, Medellín y otras ciudades, que ha promovido a través de la recolección de firmas un proyecto de ley para dar a los mandatarios locales un poder completo de regulación del porte de armas de fuego en sus jurisdicciones. Parece que se trata de una idea de sentido común.
De esa manera, incluso, la fuerza pública podría concentrarse en el control del porte de armas ilegal, en aquellas ciudades en las que el alcalde decidiera avanzar con una regulación más restricta al pote legal de armas.
Los avances de las sociedades urbanas hacia la civilidad pasan necesariamente por este tipo de regulaciones tendientes a consolidar el natural monopolio del Estado sobre las armas de fuego. Incluso es pensable que durante un período la norma se aplique únicamente en las ciudades y que paulatinamente se vaya extendiendo a las zonas rurales. De la misma manera que en la edad media la iglesia promovido los días y los sitios de tregua para ir ganando espacio a las violencias de la época. Bogotá y otras ciudades del país están entonces marcando una pauta que podría contribuir en mucho al avance de la civilidad en las ciudades.
Publicado El Nuevo Siglo 08-10-2007
Publicado www.lapalabradigital.com
Los datos presentados por este reporte, elaborado con el apoyo de la Universidad de Columbia, muestran la correlación existente entre los niveles de violencia homicida y las presencia de armas en la ciudad en poder de los habitantes. En por ejemplo, los datos que entrega el Observatorio de la Seguridad ya han demostrado que en al menos un 60% de los homicidios que se presentan en la ciudad, son usadas armas de fuego.
Otros datos del informe que hablan por sí solos. Llama la atención que los países que critican y "vigilan" a otros por no respetar los derechos humanos, entre otras razones debido a la violencia homicida, son los productores de armas que a veces de manera legal y muchas a través del mercado negro, son usadas en dichos crímenes. ¿Doble moral? También debe llamar a la reflexión profunda el que exista una correlación entre la inequidad en el ingreso y la violencia armada y también el que esta última a su vez, favorezca la inequidad social y económica. Esto ameritaría un análisis profundo sobre lo que está ocurriendo en las ciudades de Colombia para comprobar si se reproduce dicho patrón.
Todo esto conduce a pensar que es bastante atinada la iniciativa del Alcalde de Bogotá, junto con los alcaldes de Pereira, Medellín y otras ciudades, que ha promovido a través de la recolección de firmas un proyecto de ley para dar a los mandatarios locales un poder completo de regulación del porte de armas de fuego en sus jurisdicciones. Parece que se trata de una idea de sentido común.
De esa manera, incluso, la fuerza pública podría concentrarse en el control del porte de armas ilegal, en aquellas ciudades en las que el alcalde decidiera avanzar con una regulación más restricta al pote legal de armas.
Los avances de las sociedades urbanas hacia la civilidad pasan necesariamente por este tipo de regulaciones tendientes a consolidar el natural monopolio del Estado sobre las armas de fuego. Incluso es pensable que durante un período la norma se aplique únicamente en las ciudades y que paulatinamente se vaya extendiendo a las zonas rurales. De la misma manera que en la edad media la iglesia promovido los días y los sitios de tregua para ir ganando espacio a las violencias de la época. Bogotá y otras ciudades del país están entonces marcando una pauta que podría contribuir en mucho al avance de la civilidad en las ciudades.
Publicado El Nuevo Siglo 08-10-2007
No hay comentarios.:
Publicar un comentario