2 de octubre de 2007

20 años no es nada

A las 2:40 pm del 27 de septiembre de 1987 en el barrio Villatina, sobre la ladera centro oriental de Medellín, un deslizamiento de tierra que bajó del Cerro Pan de Azúcar sepultó cerca de 100 casas de bajos estratos y con ellas a 500 personas. Quedaron damnificadas 1700 personas más. Esta tragedia, ampliamente cubierta por los medios de comunicación nacionales en su momento, marco el imaginario de los medellinenses. Después de este episodio cambió el concepto de riesgo urbano que venía funcionando en esta ciudad e incluso en el país. A partir de ese momento se mejoraron los trabajos de análisis de las amenazas naturales y la ciudad entró en una fase moderna de comprensión del riesgo. Sin embargo, 20 años después, muchas de las zonas declaradas de alto riesgo se han densificado de manera desordenada, como sigue ocurriendo en casi todas las zonas urbanas del país. Muchos Villatinas siguen latentes en las ciudades de Colombia.

Líderes sociales y académicos de Medellín han organizado una serie de eventos para conmemorar los 20 años de la tragedia. Y eso tiene todo el sentido, pues lo peor después de un desastre es olvidarlo. La sociedad aprende a manejar sus riesgos sólo incorporando las lecciones aprendidas de sus desastres anteriores en las dinámicas de toma de decisiones públicas. Diamond en su obra “Colapso”, explica que finalmente la decadencia y el colapso de las sociedades se da por la toma de decisiones catastróficas y en ello, no conocer, no aprender o evitar las lecciones del pasado tiene una alta influencia.

En su cotidianidad, todo ciudadano está expuestos a riesgos de diferente índole: riesgos naturales y ambientales, riesgos ligados a la delincuencia y la criminalidad, riesgos tecnológicos, riesgos ligados a la movilidad, a la protección social, riesgos económicos y de precarización de su situación, incluso riesgos políticos. Es por ello que se debe desarrollar la cultura del riesgo, que no es otra cosa que hace prospectiva sobre las posibles consecuencias de las acciones en la planeación de las mismas; también generar una responsabilidad cada vez mayor de cada actor de la sociedad frente a las situaciones de riesgo.

Hoy se habla de seguridad integral y los líderes políticos tienen la clave: no olvidar las experiencias del pasado. Por todo ello, hay que aplaudir que Medellín esté recordando lo que pasó en Villatina. Por ello también hay que preocuparse porque en las ciudades colombianas siguen existiendo muchas barrios en la situación de riesgo de Villatina, gracias a la falta de una planeación seria, a la precariedad del control del uso del suelo en las ciudades y a la vulnerabilidad social y económica de una parte de la población que muchas veces llega a las ciudades huyendo de la amenaza de violencia en áreas rurales. Veinte años no es nada para aprender las lecciones y ponerlas en práctica.

Publicado El Nuevo Siglo 02-10-2007
Publicado
www.lapalabradigital.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Elkin, me topé por casualidad con su blog, investigando sobre el tema de geografia urbana, sin embargo queria comentar esta entrada por la pertinencia que implica en el tema del proyecto urbano.

Un saludo desde cali.

-- Quizás mas alla de la falta de planeación urbana, subsiste la falta de gobernabilidad junto a la falta de politicas integrales frente a los fenomenos de apropiacion ilegal del territorio, sustentadas en su gran mayoria por oscuros intereses en los procesos de revalorizacion del territorio periferico a las ciudades y en la fortificacion de bastiones electorales que promueven de cierta manera la "eternizacion" de las practicas invasoras.

Quizas definir una fuerte politica ambiental sostenible, mediante mecanismos restrictivos y de control en las zonas de periferia subnormal, garantizaria en parte importante la formulacion de procesos regulados de crecimiento urbano.