El alcalde elegido de Bogotá tiene la responsabilidad de relanzar el desarrollo urbanístico de la ciudad. Pero después de la administración Garzón, no puede tratarse solamente de un modelo “frío” enfocado exclusivamente en el espacio público. Debe ser un modelo urbano social que proyecte esta como una urbe del siglo XXI, incluyente y competitiva. Un ejemplo de lo que se puede lograr es Barcelona. Para ello la tarea más importante es retomar las riendas de una planeación que anticipe e interprete los grandes retos por venir y los plasme en la próxima revisión del POT.
Varios son los aspectos cruciales. Debe focalizarse una parte del proceso planificador y de gestión de la ciudad en la renovación urbana del centro y de las áreas aledañas al transmilenio y al futuro Metro, si esta propuesta fuera revalidada por el alcalde electo. Se trata de proyectos que deben acelerar la dinámica económica de la ciudad y la generación de empleo.
Debe la oficina de Planeación del alcalde electo retomar las discusiones con el gobierno nacional y los concesionarios del Aeropuerto de Bogotá para que el entorno inmediato de esta infraestructura de competitividad, el de la Ciudad-Región, se adecue a las necesidades de un terminal aéreo que aspira a volverse el hub más importante de la mitad de las Américas. Ayudará mucho pasar de la reflexión a la acción en materia de institucionalización de esta Ciudad-Región.
La nueva Planeación debe preparar y materializar los esquemas de gobernabilidad para la problemática del Hábitat, entre los ciudadanos sin vivienda, organizaciones de vivienda popular, constructores privados, gobierno nacional y el propio Distrito, para coproducir vivienda digna completa, que no lotes con servicios, de manera eficaz y efectiva. Las bases de un Pacto por el Hábitat deben ser retomadas y fortalecidas para avanzar efectivamente en el desarrollo de nuevos suelos y en la renovación urbana integral, como ocurre en las ciudades desarrolladas.
Se debe planear y actuar sobre la movilidad de la Bogotá del futuro en términos del Sistema Integrado de Transporte ya mencionado por todos y también de una política del tiempo, orientada a disminuir los desplazamientos, en cantidad y duración, para acceder a los servicios sociales. En ello es clave una perspectiva social de proximidad residencia-servicios.
Se debe comenzar a anticipar la que podría ser, de no actuar ahora, la mayor inequidad del futuro: el acceso inequitativo a la banda ancha. Una ciudad que ha imaginado su propia “ciudad del conocimiento”, debe avanzar hacia la gratuidad del acceso al Internet inalámbrico. Este es elemento clave de la metrópolis incluyente del futuro. Hay que buscar ser competitivos en materia impositiva frente a la instalación de nuevas firmas en el sector de servicios, de información y de comunicación.
En necesario en síntesis que el nuevo alcalde lidere la planeación de un nuevo modelo de ciudad incluyente y competitiva.
Publicado El Nuevo Siglo 29-10-2007
Publicado www.lapalabradigital.com
Varios son los aspectos cruciales. Debe focalizarse una parte del proceso planificador y de gestión de la ciudad en la renovación urbana del centro y de las áreas aledañas al transmilenio y al futuro Metro, si esta propuesta fuera revalidada por el alcalde electo. Se trata de proyectos que deben acelerar la dinámica económica de la ciudad y la generación de empleo.
Debe la oficina de Planeación del alcalde electo retomar las discusiones con el gobierno nacional y los concesionarios del Aeropuerto de Bogotá para que el entorno inmediato de esta infraestructura de competitividad, el de la Ciudad-Región, se adecue a las necesidades de un terminal aéreo que aspira a volverse el hub más importante de la mitad de las Américas. Ayudará mucho pasar de la reflexión a la acción en materia de institucionalización de esta Ciudad-Región.
La nueva Planeación debe preparar y materializar los esquemas de gobernabilidad para la problemática del Hábitat, entre los ciudadanos sin vivienda, organizaciones de vivienda popular, constructores privados, gobierno nacional y el propio Distrito, para coproducir vivienda digna completa, que no lotes con servicios, de manera eficaz y efectiva. Las bases de un Pacto por el Hábitat deben ser retomadas y fortalecidas para avanzar efectivamente en el desarrollo de nuevos suelos y en la renovación urbana integral, como ocurre en las ciudades desarrolladas.
Se debe planear y actuar sobre la movilidad de la Bogotá del futuro en términos del Sistema Integrado de Transporte ya mencionado por todos y también de una política del tiempo, orientada a disminuir los desplazamientos, en cantidad y duración, para acceder a los servicios sociales. En ello es clave una perspectiva social de proximidad residencia-servicios.
Se debe comenzar a anticipar la que podría ser, de no actuar ahora, la mayor inequidad del futuro: el acceso inequitativo a la banda ancha. Una ciudad que ha imaginado su propia “ciudad del conocimiento”, debe avanzar hacia la gratuidad del acceso al Internet inalámbrico. Este es elemento clave de la metrópolis incluyente del futuro. Hay que buscar ser competitivos en materia impositiva frente a la instalación de nuevas firmas en el sector de servicios, de información y de comunicación.
En necesario en síntesis que el nuevo alcalde lidere la planeación de un nuevo modelo de ciudad incluyente y competitiva.
Publicado El Nuevo Siglo 29-10-2007
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