Los responsables de la seguridad en Colombia se ocupan de parapolítica, guerrilla, narcotráfico, corrupción, raponazos o violencia intrafamiliar. El debate público se ha “seguritizado”. Pareciera que entramos en la “sociedad del riesgo” que definiera Beck en los años 80 y que en los países desarrollados, como dice Ballbé, trae una nueva concepción de la seguridad: la de la protección integral en todos los campos donde se detecta un riesgo o un peligro para el ciudadano.
Pero en Colombia estamos entrando mal a la sociedad del riesgo. Mal porque la preocupación por la inseguridad no puede limitarse sólo a Mancuso, Tirofijo o Chupeta. También está en los desastres naturales, en los accidentes o en la desprotección estatal.
El 7 de enero Nicolas Espitia, de siete años, murió de manera absurda en un hotel de Cartagena, succionado por un ducto del sistema de circulación de aguas de la piscina. No se dio razón de salvavidas o de brigadas de emergencias, ni aparecieron a tiempo los planos del sistema. Nada funcionó. La negligencia le costó la vida a Nicolás.
A final de enero fue asesinada Yolanda Izquierdo, madre de 5 hijos y representante de 800 familias víctimas de los paramilitares. Buscaba el legítimo derecho a la reparación. El Estado no la protegió. “El programa de protección de testigos no funcionó y se enredó en algún trámite burocrático”; dijo el Ministro del Interior (www.semana.com, 02-02-2007). La negligencia institucional también mató a Yolanda.
El 4 de febrero un saltarín inflable mal anclado fue elevado por fuertes vientos en un parque del sur de Bogotá. Murió un niño y ocho más resultaron heridos. El saltarín no tenía licencia de funcionamiento. Hubo negligencia en el control.
La negligencia de funcionarios, de instituciones públicas o de particulares es un factor de inseguridad ciudadana. En materia de riesgos para el ciudadano, no se están tomando en serio la responsabilidad institucional ni la responsabilidad civil extracontractual.
Los funcionarios del Estado deben asumir completamente sus funciones de protección al ciudadano. El Estado debe controlar si los particulares asumen con seriedad la seguridad de sus clientes o usuarios. La normatividad debe ser suficientemente disuasiva para que los riesgos asociados a la negligencia resulten costosos a los responsables. De lo contrario, la negligencia seguirá campeando y seguiremos relativizando las víctimas en esta sociedad. Y de esta manera, también se estará contribuyendo a mantener una cultura de la violencia.
No es creíble el discurso de la seguridad nacional, democrática o ciudadana, mientras en las actividades de la vida cotidiana, como las vacaciones de familia en Cartagena o el paseo al parque, la vida se ve amenazada por la negligencia de cualquier persona o institución. Si trabajamos por disminuir el número de víctimas ocasionadas por la negligencia, disminuirán también otros riesgos y se conseguirá una verdadera seguridad integral y humana que sirva de sustento al respeto de los derechos humanos más elementales: el derecho a la vida, a la salud y a la integridad física y moral.
Publicado El Nuevo Siglo, 19-02-2007
Pero en Colombia estamos entrando mal a la sociedad del riesgo. Mal porque la preocupación por la inseguridad no puede limitarse sólo a Mancuso, Tirofijo o Chupeta. También está en los desastres naturales, en los accidentes o en la desprotección estatal.
El 7 de enero Nicolas Espitia, de siete años, murió de manera absurda en un hotel de Cartagena, succionado por un ducto del sistema de circulación de aguas de la piscina. No se dio razón de salvavidas o de brigadas de emergencias, ni aparecieron a tiempo los planos del sistema. Nada funcionó. La negligencia le costó la vida a Nicolás.
A final de enero fue asesinada Yolanda Izquierdo, madre de 5 hijos y representante de 800 familias víctimas de los paramilitares. Buscaba el legítimo derecho a la reparación. El Estado no la protegió. “El programa de protección de testigos no funcionó y se enredó en algún trámite burocrático”; dijo el Ministro del Interior (www.semana.com, 02-02-2007). La negligencia institucional también mató a Yolanda.
El 4 de febrero un saltarín inflable mal anclado fue elevado por fuertes vientos en un parque del sur de Bogotá. Murió un niño y ocho más resultaron heridos. El saltarín no tenía licencia de funcionamiento. Hubo negligencia en el control.
La negligencia de funcionarios, de instituciones públicas o de particulares es un factor de inseguridad ciudadana. En materia de riesgos para el ciudadano, no se están tomando en serio la responsabilidad institucional ni la responsabilidad civil extracontractual.
Los funcionarios del Estado deben asumir completamente sus funciones de protección al ciudadano. El Estado debe controlar si los particulares asumen con seriedad la seguridad de sus clientes o usuarios. La normatividad debe ser suficientemente disuasiva para que los riesgos asociados a la negligencia resulten costosos a los responsables. De lo contrario, la negligencia seguirá campeando y seguiremos relativizando las víctimas en esta sociedad. Y de esta manera, también se estará contribuyendo a mantener una cultura de la violencia.
No es creíble el discurso de la seguridad nacional, democrática o ciudadana, mientras en las actividades de la vida cotidiana, como las vacaciones de familia en Cartagena o el paseo al parque, la vida se ve amenazada por la negligencia de cualquier persona o institución. Si trabajamos por disminuir el número de víctimas ocasionadas por la negligencia, disminuirán también otros riesgos y se conseguirá una verdadera seguridad integral y humana que sirva de sustento al respeto de los derechos humanos más elementales: el derecho a la vida, a la salud y a la integridad física y moral.
Publicado El Nuevo Siglo, 19-02-2007
1 comentario:
Preguntas, será que Maria Emma Mejia sea la candidata para Bogotá?, que puede hacer ella que mejore las condiciones de la ciudad y sus habitantes y que se diferencie de lo que ya ha realizado Lucho, Peñalosa o Antanas??. O será que la administración municipal ya tiene una dinamica tecnico-práctica donde no importe quien es el alcalde, la administracion continua su camino??.
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