En 2018 la región avanzó. Desde una mirada a 18 mil pies de altura, la región cuenta ya con un proceso de articulación que cubre todo el continente y que está liderado por la ONU y por MINURVI, la asamblea regional de ministras y ministros de vivienda y desarrollo urbano. Además, se está construyendo una plataforma regional para el seguimiento de las transformaciones socio-económicas que genere la implementación y, lo que es importante para las instituciones nacionales y locales, se está integrando cada vez más la Nueva Agenda Urbana-NAU con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Lo anterior es loable y ha generado procesos conscientes y concretos de apropiación de la NAU a nivel nacional en países como Chile, Argentina, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, México, Haití y República Dominicana entre otros. MINURVI como foro de cooperación regional espacio regional jugó un papel crucial en 2018 bajo la presidencia de Argentina. Y ya en 2018 con la presidencia de Costa Rica está desarrollando pasos concretos para avanzar: Consolidando bases de indicadores clave, iniciando un proceso de negociación de un acuerdo regional vinculante sobre temas urbanos, articulando con los ODS, etc. Todo apunta a que el próximo Octubre Urbano, durante la Asamblea de MINURVI y la Conferencia de las Ciudades de CEPAL/ONU-Habitat, será posible constatar un buen avance regional.
Dicho lo anterior, hay que seguir bajando a nivel de la “trinchera” y constatar que los niveles de implementación local de la NAU aún tienen mucho por avanzar. Durante 2019 debería poder trabajarse en los temas clave para que en los próximos años sea posible una transformación a escala:
1) Mas comunicación y sensibilización sobre la NAU. Que todos los municipios sepan que existe. Que todos conozcan porqué es importante. Que todos queden motivados para integrarla en su gestión. Que todos conozcan el Plan de Acción Regional para la implementación. En esta tarea la alianza con las asociaciones regionales de municipios y ciudades es crítica: FLACMA, Mercociudades, Red ALLAS, UCCI.
2) Mayor disponibilización de herramientas para la implementación local. Entidades regionales y nacionales deben avanzar en poner a disposición de metodologías y posibilidades de capacitación y de intercambio sobre buenas prácticas que muestren la relevancia de una cadena de valor de la urbanización sostenible.
3) Desarrollar el “business model” de la NAU y movilizar más fondos públicos y privados para apoyar operaciones e iniciativas urbanas integrales que materialicen la NAU. El mayor esfuerzo para 2019 está en apoyar y consolidar equipos capaces de estructurar operaciones e iniciativas urbanas integrales a escala y con diferentes niveles de complejidad. Para ir a escala, es necesaria una especie de revolución de procesos pequeños y efectivos en comunidades, barrios y ciudades diversas.
4) Desarrollar más mecanismos de seguimiento de la NAU a nivel local. El Indice de Prosperidad Urbana es una de las herramientas disponibles para ello y amerita una mayor promoción y divulgación.
5) Comunicar, comunicar y comunicar. Hay que hacer todos los esfuerzos posibles este 2019 para contar mejor las historias de impacto transformador de la NAU. Y esto a diferentes públicos y audiencias, utilizando todas las herramientas y recursos técnicos disponibles para el mejor “storytelling” posible.
Este es el esfuerzo técnico que debe estar contextualizado y tener en cuenta las realidades y dinámicas propias de América Latina y el Caribe en un 2019 en el que se prevén crecimientos económicos mediocres a moderados, si bien comprensibles por la coyuntura mundial. Todo esto marcado por acelerados procesos de movilidad humana principalmente desde Venezuela hacia Suramérica y desde Centroamérica hacia Norteamérica. Y con un telón de fondo ya conocido en esta región: Las trampas de la renta media que incluyen la baja productividad urbana; la integración social incompleta en las ciudades con un saldo además de violencias urbanas y exclusiones; y las asimetrías y debilidades en las instituciones locales. Que la implementación de la Nueva Agenda Urbana aparece como un proceso que puede ayudar a hacer frente a estos desafíos a la vez que se aprovechan las oportunidades de nuestra región. Tal es el desafío en 2019.
Rio de Janeiro, febrero 27 de 2019